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Actualizado: 4 de mayo de 2025
-Ansí es y ansí será -dijo don Fernando-; por lo cual debe vuestra merced, señor don Quijote, perdonalle y reducille al gremio de su gracia, sicut erat in principio, antes que las tales visiones le sacasen de juicio.
¡Vamos, vamos, tomad una taza de té y retened vuestra lengua, os ruego! dijo la alegre señora Kimble, sintiendo cierto orgullo de tener un marido que la reunión debía considerar como de los más hábiles y divertidos. ¡Lástima que fuera tan irritable cuando jugaba a la baraja!
Estas son cosas de aquí contestó el viejo. Los de vuestra edad no la habíais visto, y vuestros padres, que conocieron al doctor y a su hija, han tenido siempre buen cuidado de no sacar a conversación a esa mujer, que, como dice tu madre es la deshonra de Alcira.
La duquesa tomó la carta, se acercó á la luz, buscó sus antiparras, se las caló y leyó lo siguiente: «Ayer fuí á vuestra casa y estábais enferma; yo sé que gozáis de muy buena salud: ayer tarde pasé por debajo de vuestros miradores, y al verme, os metísteis dentro con un ademán de desprecio; anoche hicísteis arrojar agua sucia sobre los que tañían los instrumentos de la música que os daba; esta mañana no contestásteis á mi saludo en la portería de damas y me volvísteis la espalda delante de todo el mundo; todo porque no he podido ser indiferente á vuestra hermosura y os amo infinitamente más que un esposo que os ha ofendido, degradándose.
No poššeays oro, ni plata, ni dinero en vueštras bolšas: Ni alforja para el camino: ni dos ropas de veštir, ni çapatos, ni bordon: porque el obrero digno es de šu alimento. Y entrando en la caša, šaludalda: Y ši la caša fuere digna, vueštra paz vendrá šobre ella: mas ši no fuere digna, vueštra paz še bolverá
8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos el galardón cumplido. 9 Cualquiera que se rebela, y no permanece en la doctrina del Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la doctrina del Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo. 10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en vuestra casa, ni le digáis: ¡bienvenido!
Dijo: «¿Queréis tomar a este hombre por vuestra mujer legítima?» En seguida preguntó: «¿Queréis tomar esta mujer por vuestro legítimo marido?» Pero, lo mejor del caso, es que sólo yo me di cuenta de aquello, y que los novios contestaron en seguida «sí» como si yo mismo hubiera dicho amén cuando debía, sin haber escuchado lo que precedía.
Esas crujías... con vuestra licencia, mejor estaríamos en el aposento del portero. ¿Quién es el hidalgo portador de la carta de su majestad? dijo el frailuco desde la subida de las escaleras ; adelante, hermano, y sígame. Entráos, entráos vos en el aposento del portero, amigo, y hasta luego. Hasta luego.
Fui reconocido y aclamado cordialmente, y a pesar de mis temores y tristezas, me sonreí al notar la frialdad y altivez con que me recibió mi amada. Había oído ya que el Rey se proponía salir de Estrelsau para ir de caza. Siento que no podamos divertir a Vuestra Majestad lo suficiente para retenerle en la capital dijo golpeando ligeramente el suelo con el pie.
Podríais vos mismo llevar vuestra pequeña cena a cocer, porque es razonable tener algún trozo de algo caliente el domingo. Deberíais de tratar que la comida de ese día no fuera igual a la del sábado.
Palabra del Dia
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