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Actualizado: 26 de junio de 2025


Hay un prólogo al tomo II de las Comedias de Guillén de Castro, que copio, tanto á causa de la rareza de este libro, cuanto como ligero dato que aumenta las pocas noticias existentes de la vida de este poeta: Al lector: «No quiero llamarte discreto ni sabio, por que tal vez podras ser que no lo seas, ni lisongearte quiero tampoco, con la comun avilidad de llamarte piadoso; pues si sabes, no tengo mis cosas por tan levantadas de punto, que te Causen embidia y dexes por eso de alaballas: y si ynoras, tus alabanças me servirán de vituperios: solo quiero advertirte, que demás de imprimir estas doze Comedias por hacer gusto á mi sobrino, lo hize tambien por que en mi ausencia se imprimieron otras doze, y tanto porque en ellas avia un sin fin de yerros, porque la que menos años tiene tendrá de quince arriba, que fué cuando la poesía Comica, aunque menos murmurada, no estaba tan en su punto, me animé á hazer esta segunda impresion.

Lo mismo sucede con las alabanzas de los Cómicos, y con los vituperios de las Imprentas; pues en todas estas cosas para singularizarse toma solo la parte flaca, omite el principal punto, y así por un sofisma de imperfecta enumeracion engaña á los falsos sabios. ¿Quién duda que quando atribuye á las letras la decadencia de los Imperios y el aumento del luxo, comete el sofisma non causae, ut causae?

Levantado, pues, en pie don Quijote, temblando de los pies a la cabeza como azogado, con presurosa y turbada lengua, dijo: -El lugar donde estoy, y la presencia ante quien me hallo y el respeto que siempre tuve y tengo al estado que vuesa merced profesa tienen y atan las manos de mi justo enojo; y, así por lo que he dicho como por saber que saben todos que las armas de los togados son las mesmas que las de la mujer, que son la lengua, entraré con la mía en igual batalla con vuesa merced, de quien se debía esperar antes buenos consejos que infames vituperios.

35 las mujeres recibieron sus muertos por resurrección, unos fueron estirados, menospreciando la vida, para ganar mejor resurrección. 36 Otros experimentaron vituperios, y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles. 38 de los cuales el mundo no era digno; errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

Finalmente, Anselmo y yo nos concertamos de dejar el aldea y venirnos a este valle, donde él, apacentando una gran cantidad de ovejas suyas proprias, y yo un numeroso rebaño de cabras, también mías, pasamos la vida entre los árboles, dando vado a nuestras pasiones, o cantando juntos alabanzas o vituperios de la hermosa Leandra, o suspirando solos y a solas comunicando con el cielo nuestras querellas.

Sobrados vituperios de ella se leen en nuestros historiadores, i escelente defensa de sus hechos en una obrita del célebre escritor, Gloria de España, don Gregorio Mayans i Ciscar, que corre en manos de los hombres doctos, llevando por título estas palabras El Rey Witiza defendido.

La grey femenil hizo coro a los vituperios de Currita, y todos convinieron en que la marquesa de Sabadell era una intriganta, una beata hipocritona, una mala esposa que, habiendo campado por su respeto diez años entre curas y monaguillos, quería ahora oscurecer al pobre Jacobo bajo la tutela del padre Cifuentes, y que era caso de conciencia y obligación imprescindible de todo fiel cristiano arrancar a la pícara el antifaz y advertir al cándido muchacho el lazo que le tendían.

Comienza, pues, Mendieta de cegarse, Vencido de zelillos y locura, De malos procurando acompañarse, Hallando en ellos corte á su hechura. No osaba de los buenos confiarse, Por ser de diferente compostura: A cuatro caballeros aprisiona, Y con mil vituperios los baldona.

Pero si España hubiese contado con amistades y alianzas y no hubiese estado tan sola, no hubiera tenido que aguardar hasta el último extremo; hubiera inspirado más respeto en Washington, y no hubiera tenido que ceder á tantas humillantes é injustas reclamaciones y que pagar tanta indemnización con longanimidad lastimosa y que sufrir con paciencia tanto vejamen y tantos vituperios de senadores y diputados yankees.

Miraba Sancho a don Quijote de en hito en hito, en tanto que los tales vituperios le decía, y compungióse de manera que le vinieron las lágrimas a los ojos, y con voz dolorida y enferma le dijo: -Señor mío, yo confieso que para ser del todo asno no me falta más de la cola; si vuestra merced quiere ponérmela, yo la daré por bien puesta, y le serviré como jumento todos los días que me quedan de mi vida.

Palabra del Dia

rigoleto

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