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Actualizado: 8 de julio de 2025
De los proletarios de levita, en cambio, no se acuerda nadie...» Yo no creo que nadie se ocupe de los proletarios de blusa más que ellos mismos. En cuanto a los proletarios de levita, ¿cómo no vamos a pasar inadvertidos, si no se nos conoce? ¿Cómo van a fijarse los gobiernos en el proletario de levita si el proletario de levita viste de americana?
Papá, el otro día, le dijo, riéndose, que tenía seducido al Conde de Chateliez... Tú, como yo, la viste sonrojarse hasta parecer una amapola y murmurar: Padre, su amigo es algo maduro... ¿No ha pasado ya los cuarenta años?... Si fuera más joven, tal vez me dejaría tentar... Seduce el título de condesa. ¡Condesa María Teresa! ¡No haría mala frase!... Es cierto.
Una criada de Laura, que se parece mucho á su señora, y un cierto Octavio, secretario del Príncipe, se conciertan para poner en obra los planes del Rey; la criada se viste con el traje de Laura, y celebra de esta suerte con Octavio una tierna entrevista, que presencia el príncipe Oranteo.
Contra enfermedad tan horrenda, no hay remedio, por duro que sea, que pueda censurarse. Supongamos por un momento que cuanto viste, y cuanto hiciste, desde que por virtud de las pociones mágicas imaginaste despertar remozado, todo carece de ser real fuera de ti.
Con efecto: se les despierta temprano, se les lava, se les viste y pone encima todo lo nuevo, caro y precioso que tienen, botines de seda, enormes sombreros, trajes de lana, de seda ó de terciopelo sin dejar cuatro ó cinco escapularios pequeños que llevan el evangelio de S. Juan, y así cargados los llevan á la misa mayor que dura casi una hora, se les obliga á sufrir el calor y el vaho de tanta gente apiñada y sudorosa, y si no les hacen rezar el rosario tienen que estar quietos, aburrirse ó dormir.
Cuando yo dormía en casa de Poenco, fue allá y me sacó las llaves del bolsillo... No podía haber sido otro. ¿Le viste tú entrar? Sr. D. Diego, quiero ver a la señora condesa para hablarle de un asunto que a esta familia, lo mismo que a la de Leiva, importa mucho. ¿Tendrá la señora la bondad de recibirme?
Hubiera yo deseado ser rico, riquísimo, para ampararle contra la miseria, darle cuanto quisiera, y comprar para él, si tal cosa fuese posible, salud y mocedad. ¿Te he dicho que estoy pobre? Pues estoy más pobre de lo que tú puedas imaginártelo. Tengo pocos discípulos. ¡Ya viste cuántos!
26 y haz desnudar a Aarón sus vestidos, y viste de ellos a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá. 27 Y Moisés hizo como el SE
La brillante claridad de todo el edificio, como de cristal que son sus lienzos, el perfume de las flores que en sus salones crecen, el canto de los abundantes pájaros que allí viven, la rica decoracion que viste todo, el murmullo de las copiosas fuentes que brotan en medio de los salones, la vista de la campiña, que sin obstaculo alguno se ofrece por todas partes, rodeando el edificio, todo este conjunto reunido, me causó una gratísima emocion.
¿Y esa hermosa señora? dijo el conde de Olivares dirigiéndose al joven, y le dió la mano. Se viste en este momento, señor conde dijo don Juan. ¡Ah! de modo que dentro de poco se nos aparecerá un cielo. Os doy la enhorabuena, amigo, y veo que no me habéis olvidado. Hace tres días ignorábais... creo que ignorábais... Ciertamente, señor conde.
Palabra del Dia
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