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Doña Luz miró, pues, como una malicia villana y ruin el pensamiento de doña Manolita, y como una insolencia la expresión de dicho pensamiento por medio de la palabra. Lo que acabas de proferir exclamó con la voz balbuciente de cólera , es un insulto, es una dura acusación contra el P. Enrique y contra . Ni el padre delira, ni yo le he dado ocasión para que delire.

De la libertad, con que se apropiaba los bienes ajenos, puede servir de notable ejemplo la comedia titulada La ocasión hace al ladrón, porque no explota en ella una invención extraña, renovándola y mejorándola, sino reproduce, por lo menos, dos terceras partes de La villana de Vallecas, de Tirso, añadiendo de su propia cosecha otra tercera parte de versos, y alterando algo la disposición de las escenas.

Pero la experiencia era nueva para Roger, y el contacto de la villana le produjo una impresión para él desconocida hasta entonces. Pensando iba en ello al dejar la casuca y recordó las palabras del abad, acabando por preguntarse qué hubiera dicho y sentido éste en caso parecido al suyo. Pero llegado de nuevo al camino vió Roger un cuadro que le hizo olvidar todo lo restante.

Bajó Julio fumando, por la avenida de Messina, dio algunos pasos por el bulevar Haussman en dirección a la calle d'Argenson, donde vivía su amante que lo aguardaba, mas se paró de pronto... De veras... lo abandonaba el valor; fuese que la enormidad de la villana acción que cometía, despertase su conciencia embotada, fuese que la tranquila ironía de Mariana lo inquietara, fuese que realmente estuviese enamorado de su mujer, ocultando su afecto por un estúpido y torcido amor propio, lo cierto es que renunció a llevar más lejos su indigna fanfarronada y tomó de nuevo el camino de la calle Monceau.

La Villana de Getafe, La Serrana del Tormes y la heroína de Los Donaires de Matico, urden las más osadas intrigas y traiciones. En las dos últimas, y en algunas otras de Lope, se encuentra la invención, tan repetida después en el teatro español, de una dama que se disfraza con vestidos de hombre para seguir á su amante, ó para desbaratar los planes de los desleales.

Pero en fin, la mayoría espera paseando o sentada a que Clotilde entreabra la puerta y asomando su cabeza de reina o de villana, según el papel que va a representar, les grite: Adelante, caballeros... ¿He tardado mucho? Para D. Jerónimo siempre. Es el último que sale refunfuñando y el primero que entra en el cuarto.

Del enemigo el primer consejo, No hay peor sordo que el que no quiere oir, La mejor espigadera, Averígüelo Vargas, La elección por la virtud, Ventura te Dios, hijo, La prudencia en la mujer, La venganza de Tamar, La villana de la Sagra, El amor y la amistad, La fingida Arcadia, La huerta de Juan Fernández. Parte cuarta: Madrid, 1635.

Los honores y mercedes que antaño se ganaban por las grandes cosas que hacían los caballeros, hogaño las lograba cualquier menestral mediante un bolsillo de ducados. ¿Es cosa derecha preguntaba que el Rey se haga de caudales vendiendo hidalguías como trastos de almoneda o recargando a la nobleza de nuevos tributos y haciéndola pechera y villana?

En cuanto aprendieron el cambio, las opiniones viraron asimismo repentinamente. ¡Qué escándalo! ¡Qué acción tan villana! ¡Qué padres los que consienten tal ultraje! ¿Dónde está la vergüenza de los hombres? ¡Pobre niña, tan buena, tan esbelta, con unos ojos tan hermosos! Yo la encuentro más bonita que su hermana. Yo lo mismo...

D. TELL. ¡Pese a la loca villana! ¡Que por un villano amor No respete a su señor, De puro soberbia y vana! Pues no se canse en pensar Que se podrá resistir; Que la tengo de rendir O la tengo de matar. Vase y sale CELIO. CELIO. No si es vano temor, Señora, el que me ha engañado; A Nuño he visto en cuidado De huéspedes de valor.