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Actualizado: 29 de junio de 2025
Con esto llegaron al punto en que la vereda se dividía y se separaron. Pronto nos veremos dijo el veterano. Dentro de un rato iré a ponerme a la disposición de usted y saludar a sus patronas. Dígale usted de mi parte a la Gaviota gritó Momo que me tiene sin cuidado su enfermedad, porque mala yerba nunca muere. ¿Hace mucho tiempo que el comandante está en Villamar? preguntó Stein a Momo.
La ciudad estaba completamente embanderada; yo seguía absorto de la mano de Alejandro, que, caminando con desdeñosa indiferencia, procuraba quitarle la vereda a todo aquel en quien él creía encontrar un transeúnte alegre. Entramos a la plaza Victoria; frente a la Policía se levantaba un arco adornado con banderas patrias y grandes palmas de sauce llorón.
Si da un paso en falso, ó siguiendo rastro equivocado deja la vereda un instante, se pierde casi inevitablemente. Anda al azar de charco en charco; á veces medio se hunde en un agujero lleno de nieve blanda y permanece algún tiempo, como para esperar la muerte, en el hueco que se abrió delante de él.
Era terreno desconocido, por donde, si lograban atravesarle, llegarían sin duda a no menos desconocida e inexplorada comarca. La vereda daba innumerables rodeos. A veces iba en muy pendiente cuesta abajo, pero más a menudo se elevaba en cuesta no menos pendiente. Los cerros, a un lado y a otro, parecían ir creciendo. En sus enhiestos picos relucía el hielo perpetuo.
Eran cultivadas tierras, casas de placer con picudos techos, parques ingleses de fresco césped y menuda grama, amarillenta ya, como de otoño. Al divisar torcida vereda que, desviándose de la carretera, culebreaba por entre los sembrados, detuvo Artegui con un grito al cochero, y dio a Lucía la mano para que descendiese.
Don Juan camina silenciosamente por una vereda, cuando de pronto, hendiéndose las cortezas de los troncos, dejan paso a mujeres magníficamente ataviadas y ninfas en todo el esplendor de su sagrada desnudez.
Buscaba en vano Orellana la subida, porque no habia vereda ni lado alguno que permitiese el acceso á la parte superior de la montaña en que se habian apostado los enemigos, cuya dificultad se aumentaba con la copiosa lluvia y granizo que experimentaron por algun tiempo.
¿Saben ustedes lo que es navegar en baroto? Si la contestación es negativa no deseen hacerla afirmativa, pues de seguro se arrepentirán. De Atimonan á Mauban puede irse por algo, que algunos afirman que es vereda; pero el viajero que llega á poner en ella su planta, se convence á costa de sus huesos de que no hay tal cosa, sobre todo, en la parte que comprende el escabroso monte Pitisang.
Su atención se concentraba inmediatamente en los nuevos pollastres que venían piando a cobijarse bajo sus alas protectoras. Quien les causó una serie de decepciones y amarguras, que a poco dan con ellas en el sepulcro, fue el conde de Onís. En su vida habían tropezado con un hombre más incomprensible. ¡Lo que las pobres sudaron para meterle en vereda, en la florida vereda de Himeneo!
A las 2 leguas, dejando el rio su natural vereda, rompe por estraño giro, y caminando poco mas de legua, vuelve á la madre natural. Hay diversas cejas de montes y campañas de una y otra banda.
Palabra del Dia
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