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Hubo instantes en que yo temí que la chirimoya reventase en manos de mi amigo, quien, cuando no podía terminar un razonamiento, la apretaba de un modo verdaderamente suicida. Por fin, mi amigo se comió la chirimoya y dejó de hablar de la autonomía catalana. Pedimos la cuenta. Las chirimoyas costaban a cinco pesetas cada una.

Callóse Bermúdez; y alzando enseguida la cabeza el boticario y levantando poco a poco los ojuelos hasta él, exclamó entre acobardado y aturdido: Verdaderamente, , señor, es sorprendente... y espantoso, el caso ese... ¡lo que se llama espantoso!... Vamos, que necesito haberle oído en boca de usted, para darle crédito, , señor.

Como la poblacion es muy inferior á la localidad, muchísimas casas están desiertas, y el abandono las ha convertido en tristísimos escombros, ¡Y qué contraste el que se nota en las mujeres de Cartagena!... Las señoritas son en general muy bellas, espirituales, expansivas y alegres, y reunen á la elegancia ó la gentileza de las formas una gracia en el decir, en la mirada y la sonrisa, verdaderamente encantadora.

Esos tunos, para alejarnos de nuestro campamento, o tal vez para que caigamos en una emboscada, han arrancado esas plantas y las tienen en las manos con una habilidad sorprendente. No es un recurso nuevo para esta gente, ahora que me acuerdo. ¿Será verdaderamente así, tío? , muchacho, y si fuera de día podrías convencerte. ¡Canallas!

Para intentar luego empresas todavía mayores, se cubrió mañosamente con la capa de religion, i por un efecto de piedad bárbara i cruel lanzó á los moros de sus estados: rasgo de política verdaderamente deplorable i sin ejemploTodos los traductores de las obras de Maquiavelo están conformes en afirmar que á Fernando V aludia este célebre político cuando dijo: «En el dia reina un príncipe, que no me conviene nombrar, de cuya boca no se oyen mas que alabanzas de la paz i de la buena fe; pero si sus obras hubiesen correspondido á sus palabras, mas de una vez hubiera perdido su reputacion i sus estados

Y verdaderamente, si la figura y buen talle es la escalera por donde los humanos han de subir a la gloria o a la riqueza, Melchor debía empinarse más que ningún otro porque tenía la mejor fachada personal que pudiera desear un hombre. Era el primer fruto del matrimonio de D. José con D.ª Laura, y aún decían malas lenguas que era tresmesino, cosa que no nos importa averiguar.

Esta era la parte grata de su tarea, la obra verdaderamente divina que le dejaba el corazón anegado de dulzura y entusiasmo. ¡Arrancar un alma de las garras del demonio!

Harto trabajamos Gabriel y yo junto al puente de Herrumblar dijo D. Diego . Verdaderamente, señora madre, si no es por nosotros... Ello fue que hicimos un movimiento con nuestro escuadrón en tales términos que... ¿te acuerdas, Gabriel? Francamente, si no es por nosotros... Calla, vanidoso dijo doña María . Más ha hecho el señor que y no se alaba de ello.

Pero, en realidad, señora ¿se cree usted de esta época?... Usted, abuela, ¿comprende todos los pensamientos de su nieta? Verdaderamente no repuso la abuela confusa. Todo lo que oigo ahora es tan contrario a lo que se decía y se pensaba en mi juventud, que no puedo acostumbrarme... Esta Magdalena me trastorna. ¿Yo? balbucí sorprendida.

Inverosímil parece interpuso Morsamor que , siendo tan mozo, dudes de lo verdaderamente poético o más bien lo niegues, entregándote a cavilaciones diabólicas. ¿Quién sabe? dijo Tiburcio . Posible es que tenga yo algo de diablo, pero, aun así, yo sería siempre un diablo muy puesto en razón y muy juicioso.