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Lo verdaderamente infame es que se había valido de su nombre para estafar una porción de dinero a algunos amigos: al cura de San Ginés sesenta duros, al capellán de las Adoratrices cuarenta y cinco, al excusador de San Millán diez y seis, etc., etc. Iba pidiendo estas cantidades como si fuesen para D. Jeremías.

En otros sitios se ha depositado este mineral en capas concéntricas delgadas, alrededor de núcleos sólidos formando amigdalas. De una belleza sorprendente, verdaderamente monumental, es la rara forma del cono rojo de Tiui, quizás sin rival en todo el mundo

Buscaba ante todo aquello que podía distraer a la joven para que se sintiese más interesada por la vida. Quizás aquel hombre tímido, como todos los hombres verdaderamente fuertes, evitaba explicarse a mismo el sentimiento nuevo que le atraía hacia ella. Temía verse preso entre dos deberes contrarios; no se podía ocultar que estaba ligado por toda la vida a la señora Chermidy.

¿Pero de quién se ayudaba ese hombre? ¿De quién? del conde de Olivares. ¡Ah! verdaderamente que don Gaspar de Guzmán no tiene perdón de Dios; todo lo debe á mi tío, y, sin embargo, pretende apoderarse del ánimo del rey. Es peor que eso: pretende apoderarse del ánimo del príncipe. ¿Qué queréis decir con eso? Nadie pretende la privanza de un príncipe, sino cuando cree que está próximo á ser rey.

»La tienda verdaderamente nueva para usted en los Arcos, es la de un sastre riojano que vino a Villavieja hará cosa de seis años.

No tuvo Verónica motivos para dolerse de la resolución tomada por su amiga, pues su compañía y su serenidad la sirvieron de mucho en el verdaderamente «grave suceso» que aconteció en breve, seguido de otro tan grave como él.

Son verdaderamente irrefutables: un trozo admirable de crestomatía moral y literaria. Y observad que Rousseau no dijo todavía en este asunto la última palabra. Si hubiese estudiado el cuerpo humano, esta obra maestra de la creación, esta imagen admirable de Dios sobre la tierra, habría demostrado, sin duda, que es gran pecado destruir un conjunto tan perfecto.

Esta horrible tragedia es sublime por la pintura de afectos, y de singular interés por el enlace recíproco y verdaderamente dramático de sus distintas escenas.

La suerte, sin embargo, les fue adversa, y en vez de triunfar, su propia avaricia e ingenio les dio por resultado verse derrotados, y, al mismo tiempo, me colocó a en la posición que ellos habían tenido la intención de ocupar. Mabel y yo estamos ya casados, y no hay, ciertamente, en todo Londres, una pareja tan verdaderamente feliz como nosotros.

Debido a haberlas llevado siempre consigo, el roce constante y durante tanto tiempo, había gastado las puntas y los filos, mientras el lustre había desaparecido hacía ya mucho. Ayudado por Mabel, las extendí todas sobre la mesa, verdaderamente atontado por aquellas columnas de letras que demostraban que algún profundo secreto encerraban, pero que nos fue completamente imposible descifrar.