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Actualizado: 10 de junio de 2025
El tercer dia de navegacion debia ser mas fecundo en escenas de todo género. Al ver ese cadáver de hierro y madera, comparado con los vapores actuales, se comprende y admira la perseverancia con que, á despecho de muchos contratiempos, el espíritu de progreso sigue su marcha, luchando con la naturaleza y acabando por vencerla siempre.
El mentido arrepentimiento de Zakunine, la falsa resurrección de un amor que jamás, había sido creíble, habían despertado en ella la servil pasión de otros tiempos: ¡entonces, comprendiendo la vileza de su propio servilismo, pero no pudiendo vencerla, se había dado muerte!... Así veía el joven corromperse y poco a poco disolverse en podredumbre la figura antes colocada por él sobre un altar.
Lucía en sus adentros compadecía a su amiga por estar tan ignorante de los inefables deleites de la poesía y del amor, y en este mutuo aprecio y desprecio vivían ambos genios acordados y tranquilos. Lucía notó en seguida la antipatía de su amiga por el hijastro, y trató de vencerla suavemente; pues no hallaba fundamento para ello.
Viviendo en la eterna monotonía de las bellezas naturales, no ven en ellas nada de extraordinario, sintiendo con más intensidad los sucesos que tocan de cerca á sus personas. Tal vez son ciegos para la hermosura de la tierra, condenados á luchar con ella eternamente, á vencerla y violarla para sacar de sus entrañas el sustento.
Este hábito de triunfar de las resistencias, de mostrarse siempre superior a la naturaleza, de desafiarla y vencerla, desenvuelve prodigiosamente el sentimiento de la importancia individual y de la superioridad.
Y al repetir con fruición la encontrada palabra, sonreía como un jardín abandonado bajo el primer sol de la primavera que llega. Fernando, ensombrecido por esta negativa, hablaba y hablaba, sosteniendo las manos de la antigua artista entre las suyas, deseoso de inmovilizarla, de domar su resistencia, fijos los ojos en sus pupilas, cual si pretendiese vencerla con un poder de sugestión.
El veía a España acechada por innumerables enemigos. Dado que no era posible vencerla en guerra franca y varonil, buscábase ahora minar aquella unidad religiosa que la hacía invulnerable introduciendo en su seno la disputa, la secta, el desorden. Herirla en su fe era enfermarle el vigor. La herejía era más temible que todos los ejércitos.
Por este lado, pues, y como prueba de que queremos luchar contra la borrasca y vencerla, estoy por decir que me parece bien y útil que nos denostemos y nos humillemos unos á otros hasta no poder más; pero hoy quiero yo discurrir serenamente, como si no hubiera tempestad, sino calma, sin resignación y sin furia, y ver si puedo fundar en algo un razonable sursum corda.
El héroe marchaba hacia ella para estrujarla con varonil apasionamiento, para vencerla, haciéndola suya. Güeñas noches, doña Zol... Me voy, es tarde. Usté querrá descansar. A impulsos de la sorpresa y el despecho, ella también se puso de pie, y sin saber lo que hacía, le tendió la mano... ¡Torpe y sencillo como un héroe!
Yo, sin ser tú, he tenido también mis satisfacciones amorosas. ¡Pero esta mujer es tan distinta á las otras!... Además, ¡el placer de vencerla, esa necesidad de dominación que hay en el fondo de nuestros deseos amorosos!... Cada vez que hablamos, y ella con su voz de pájaro y su sonrisa compasiva marca la enorme distancia que existe entre los dos, quedo triste, mejor dicho, desalentado, como si necesitase alcanzar algo á que no llegaré nunca por más que me esfuerce.
Palabra del Dia
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