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Actualizado: 3 de junio de 2025


Preciso es, para utilizar las propiedades del aloes y obtener felices resultados, administrarle á dósis débiles, si bien con cierta continuidad algunas veces. Es utilísimo en las plétoras de la cabeza, del pecho, del abdómen, cuando dependen de un raptus sanguíneo que tenga su punto de partida del sistema de la vena porta.

El ama, aunque a regañadientes, tuvo que aproximar a la cama el veladorcito y dejar en él encendida una vela. Durante todo esto no estaba ociosa la lengua del ama. Inesita casi respondía siempre por monosílabos, deseosa de que terminase la charla y de quedarse sola; pero el ama estaba en vena aquella noche y no acababa con sus reflexiones y discursos.

Pues digo, si lo que Dios no quiera, sobreviene la muerte a la hora menos pensada, y la coge así, le cayó la lotería». Si me muero, me llevo a mi hijo conmigo dijo la diabla, volviéndole a coger y estrechándole contra . Otra barbaridad. Hoy estamos de vena. ¿Pues no es mío?, ¿no le he dado yo la vida? ¡Cómo!... ¿darle vida usted? Hija, no tiene usted pocas pretensiones.

El infeliz se vio obligado a acompañarles hasta el prado, para traer al establo lo que le faltaba. Iba más muerto que vivo, pálido, silencioso; se le había concluido la vena jocosa de que tanto abusaba. A la vuelta no pudo resistir; se metió en la huerta de casa y se arrojó de bruces debajo de un árbol, mesándose los cabellos sin articular palabra.

No hace muchos días que, con el título que antecede y sin nombre de autor, salió á luz un libro en extremo interesante por el asunto de que trata y de agradabilísima lectura por el ingenio, la gracia, la fecunda vena satírica y el estilo castizo y magistral con que está redactado.

Influido intensamente por la irresistible fuerza de opinión literaria en favor de la sinceridad narrativa y descriptiva, admitió estas ideas con entusiasmo y las expuso disueltas en la inagotable vena de su graciosa picardía.

Los invasores, que vigilaban el odio de la capital con la suspicacia medrosa del que ha padecido sus terribles efectos, no permitían, siendo tan grande su número y fuerza, que se manifestara lo que los madrileños pensaban y sentían; pero aun así, ¡cuántos cantares, cuantas jácaras, romances y décimas brotaron de improviso de la vena popular, ya amenazando con rencor, ya zahiriendo con picantes chistes a los que nadie conocía sino por el injurioso nombre de la canalla!

Está hecho un Salomón. Doña Desdémona, cuando surge alguna dificultad en su república de pájaros, le llama, y lo que él dice, se hace. Vaya, que hoy estamos de vena. Ojalá fuera verdad lo que usted dice. Yo me alegraría mucho, con tal que no se acordara de para nada, ni supiera que estoy viva. Pues eso que no lo logra usted... Todo lo sabe. ¡Ay, no me lo diga, por Dios!

No lo consentirás, pues tu discreta Vena abundante y rica, no permite Cosa que sombra tenga de imperfeta. Señor, este que aqui viene se quite, Dixe á Mercurio, que es un chacho necio, Que juega, y es de satiras su embite. Este que podrás tener en precio, Que es ALONSO DE SALAS BARBADILLO, A quien me inclino y sin medida aprecio.

Mira: cuando un hombre llega a tener una suerte borracha, antes se cansa la suerte que uno. No hay cosa más extraña que la suerte. Todo lo que se sabe de ella es que forzosamente debe cambiar. Y el descubrir cuándo va a cambiar, es lo que te forma. Ahora, por ejemplo, desde que salimos de Poker-Flat hemos dado con una vena de mala suerte. Llegan ustedes y les pillo también de lleno.

Palabra del Dia

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