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Ya en la travesía, le salieron á Sebastián amigos y valedores. Admitido en poderosa casa de comercio, subió desde la plaza más ínfima á la más alta, siendo primero el hombre de confianza, luego el socio, por último el amo.

La esposa no dio muestras de pesarle de la burla; antes, oyendo decir que aquel casamiento, por haber sido engañoso, no había de ser valedero, dijo que ella le confirmaba de nuevo; de lo cual coligieron todos que de consentimiento y sabiduría de los dos se había trazado aquel caso, de lo que quedó Camacho y sus valedores tan corridos que remitieron su venganza a las manos, y, desenvainando muchas espadas, arremetieron a Basilio, en cuyo favor en un instante se desenvainaron casi otras tantas.

Llegó el Interés con las figuras de su valía, y, echándola una gran cadena de oro al cuello, mostraron prenderla, rendirla y cautivarla; lo cual visto por el Amor y sus valedores, hicieron ademán de quitársela; y todas las demostraciones que hacían eran al son de los tamborinos, bailando y danzando concertadamente.

Atraía la corte pontificia las miradas de la Europa entera por la espléndida aureola con que habian rodeado el solio de Leon X los poetas y los artistas; al propio tiempo la reforma se habia granjeado poderosos valedores entre la nobleza católica, seducida con la esperanza de sustraerse á la preponderancia intelectual del clero, y de apoderarse de los bienes temporales del feudalismo monástico.

Vería usted entonces que su corazón es tan grande como su inteligencia; que es todo él espíritu de caridad sin límites e inagotable, como el Océano; que en actos de ella arriesga cien veces la vida, porque abundan, desgraciadamente, las ocasiones de hacerlo durante las inclemencias invernales en estos desamparados desfiladeros; que, habiendo corrido el mundo y teniendo en él deudos encumbrados y valedores poderosos, ha preferido a lo más solicitado por las vulgares ambiciones, las estrecheces y oscuridades de su valle nativo, cuya prosperidad es su manía; que, además de la religión divina de su fe cristiana, inquebrantable, tiene la terrena del honor y de la Ley justiciera e incorruptible; que es tal la integridad de su conciencia, que si un día llegara a reconocerse delincuente y no hubiera juez que persiguiera su delito, él se declararía juez y hasta carcelero de propio; que tiene la pasión de los débiles y de los menesterosos y de los perseguidos, el ansia inextinguible del saber y el delirio por las glorias de su patria; que los desafueros contra el bien común le exaltan y embravecen... y, por último, que es el hombre que usted adivinó en su pesadilla de anoche, gastándose la vida y el patrimonio en lidiar valerosamente, sin punto de sosiego, contra todo linaje de infieles.

Acudieron de una y otra parte valedores y amigos, estando ya los ánimos prevenidos y alterados como sospechosos, y con esto las fuerzas de entre ambas naciones se encontraron para su total ruina y perdicion. Los Genoveses sacaron su bandera ó guion, y acometieron los cuarteles de los Almugavares repartidos en el barrio de Blanquernas.

Pero he de repetirte, en conclusión, lo que te dije anoche: hay que sacar fuerzas de flaqueza en ciertos lances de la vida... y hacerse superior, eso es, a las nativas debilidades... porque no hay hombre sin hombre... y todos nos debemos mutuos servicios y respetos... eso es... eres mozo; nada te falta, es verdad... y acaso no te falte nunca, por mucho que vivas, si la venturosa quietud de Villavieja continúa inalterada y no te sale un competidor en el oficio, como no me ha salido a desde que soy boticario; pero es posible que te salga, porque lo malo cunde y no anda ya lejos de nosotros... o que te convenga cosa mejor que la que poseas; y entonces, ¡caray! bueno es tener valedores... y bien sabes que la casa de Peleches raya en todas partes tan alto como la que más... y puesto que nos dan la vaquilla, corramos con la soguilla, ¡caray!... y muy agradecidos, , señor; y el corazón en la punta de la lengua, eso es; y el que tiene algo en la cabeza, como no dejas de tenerlo , noble y honrado además, , señor, que lo manifieste, ¡caray! si llega el caso de hacerlo, con entereza y con fe, que esto no está reñido con la buena educación, ni siquiera, eso es, con la cristiana humildad.

Comunicaron sus pensamientos entre sus valedores y amigos, y hallándoles con buena disposicion y ánimo de seguirles en cualquier jornada, se resolvieron de emprender la que pareciese más útil y honrosa.