United States or Cambodia ? Vote for the TOP Country of the Week !


La salud penetraba como un torrente en su marchito cuerpo, prestándole una fuerza incomprensible; entraba en una vida plena y divina donde no existen los dolores, en un letargo extático lleno de molicie, del cual nacían muchedumbre de vagos deseos, como flores que abren su cáliz un instante y difunden por el aire su perfume.

Mi imaginación supo llenar los vacíos que en las noticias de los libros existían, describiendo interesantes y pintorescos pormenores, los accidentes de los combates en que me había hallado, los sitios, las personas, reconstruyéndolo todo con los vagos datos que tenía. Al mismo tiempo huía con cuidado de aquellos sucesos de más bulto, que mi hombre podía tal vez conocer bien.

Ella abrió los ojos aun turbios y vagos, y contestó, muy quedo también, pero claro: Aquí estoy, Don Ignacio. ¿Dónde está usted? Aquí..., aquí mismo..., ¿no me ve usted?, aquí, a su lado.... , , ya veo.... ¿Es usted? Explíqueme usted este... este milagro, Lucía, por lo que más quiera. ¿Cómo vino usted aquí?

Gloria me quería, me daba una cita, y esta cita tenía el singular atractivo para un poeta y un hombre del Norte de ser a la reja. ¡La reja! ¿Verdad que este nombre ejerce cierta fascinación, despierta en la fantasía un enjambre de pensamientos dulces y vagos, como si fuese el símbolo o el centro del amor y la poesía? ¿Quién es el que, por poca imaginación que tenga, no ha soñado con un coloquio amoroso al pie de la reja en una noche de luna?

La luz del sol era blanca como la de la luna, y la sombra de los cuerpos intensamente negra, pero de vagos contornos. El cielo estaba despejado; la atmósfera diáfana. ¡El sol se hallaba en el mediodía; y, sin embargo, se aproximaba la noche!

No había fuego, ni eran aquellas horas.... Hubo gritos, llantos y trastos por el aire. El Magistral, gracias al silencio de la noche, oía vagos rumores de la reyerta, que se alargaba, como si no hubiera sueño en el mundo. A él se le cerraban los ojos, pero no sabía qué fuerza le clavaba al balcón.... Aborrecía en aquel momento a Celestina.

Aquella noche el Magistral no quiso complacer a su madre bajando a la trastienda, le daba asco; imaginaba que abajo había un gran foco de podredumbre, aguas sucias estancadas. Oía vagos rumores lejanos del chocar de los cuartos viejos, de la plata y del oro, de cristalino timbre. Aquellos ruidos apagados por la distancia subían por el hueco de la escalera, en el silencio profundo de toda la casa.

Y era otra, también, la misma abuelita. Los viejos muebles coloniales que la acompañaban desde otros tiempos, parecían escuchar también, con un poco de asombro, la alegre charla, en aquella habitación impregnada de reminiscencias añosas y como poblada de vagos fantasmas.

Pero en ninguna parte tiene tanta hermosura y tan sublime poesía como en los estrechos de la Mancha y Gibraltar, donde las ondas con su incesante movimiento, sus resplandores vagos é inasibles, su población flotante y sus elocuentes rumores, parecen continuar en cierto modo, mas bien que interrumpir, el espectáculo de vitalidad que se manifiesta en la tierra.

Ante tenía a uno de estos hombres a quien su sexo califica en términos vagos de simpáticos, esto es, correcto en todos los superficiales accesorios de moda, vestido, ademanes y de figura agradable.