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Actualizado: 26 de junio de 2025
No dijo Maltrana después de alguna vacilación . Las cosas se desarrollaron en el fumadero en santa paz. Muchas botellas destapadas, mucho canto. Las damas encontraron duros los asientos y al final fumaban con la cabeza apoyada en un señor y los pies en otro... ¡Orden completo! El mayordomo se asomaba a la puerta para sonreír como un maestro satisfecho de sus chicos.
Se alejó con sus amigos después de un saludo indiferente a Fernando, y éste la vio caminar sin que volviese la cabeza, sin un indicio de vacilación y de arrepentimiento. Otra vez se sintió afligido por una falta suya que no sabía cuál fuese, pero que justificaba esta conducta inexplicable. «¿Qué le he hecho yo, Señor?... ¿Qué le he hecho?...»
Aquellos segundos me parecieron horas, hasta que de pronto alcancé a ver en medio del río un bulto blanco, y sin un momento de vacilación me lancé al agua en su busca. La impresión del agua fue muy dura, pero, felizmente, soy un fuerte nadador, y ni el intenso frío ni la fuerza de la corriente tuvieron mucho poder para impedir mi avance hacia donde estaba el cuerpo de la inconsciente niña.
No, pero uno de los sobrinos de Chambol, Pedro de Vesín, es fiscal. Vesín es un muchacho muy distinguido y puede darnos un buen consejo. Le he conocido niño y me quiere mucho. Iré á verle. Es lo mejor. Marenval tuvo un momento de vacilación y luego preguntó: ¿Está usted satisfecho de mí? Asombrado, sencillamente. No lo hubiera creído capaz de tal denuedo.
Los jóvenes no responden, y Martín toma su silencio por una aquiescencia. Bueno, vamos. Se levanta. Gertrudis se despereza con semblante aburrido, mira a Juan con vacilación; después dice meneando la cabeza. No tengo ganas. ¿Qué es eso? exclama Martín completamente atónito. ¿Desde cuándo no tienes ganas de bailar? ¿Todavía estáis reñidos, eh? Juan se ríe levemente, y Gertrudis vuelve la cabeza.
Sin vacilación de ningún género, con paso vivo y firme se dirigió á casa de su amigo Antonio. Vivía éste en la calle de Enrique de las Marinas, bastante lejos del Campo del Sur, en el piso segundo de una casa vieja y de modesta apariencia. Estaba el portón abierto. Subió por la estrecha y sucia escalera, y cuando llegó á la puerta llamó con los nudillos. Nadie salió á abrirle.
A veces llevaba en sus sones el matiz duro de la constancia; a veces, en sus trémolos la vacilación y la duda. Ora se presentaba profunda en las octavas graves, como el sentimiento perseguido que se refugia en la conciencia; ora formidable y guerrera en las altas octavas dobles, proclamándose vencedora y rebelde.
El ingeniero así lo ha manifestado á la sociedad y ésta me ha comisionado á mí para que me entendiese con usted expresó el actuario con alguna vacilación observando el efecto desastroso que sus palabras habían causado á D. Félix.
Estoy vencida, luego no tengo razón... No te deseo ningún mal, pero quiera Dios, Francisca, que seas más honrada como esposa que como amiga... ¿Le amas al menos? Todavía no respondió Francisca después de un instante de vacilación. Pero ya le amaré añadió precipitadamente. O no le amarás murmuré llena de angustia... ¡Qué triste es vivir!...
Y tan pronto se ponía una pieza de ropa como se la quitaba, con vacilación horrible, fluctuando entre los ímpetus formidables de su deseo y el sentimiento de la imposibilidad.
Palabra del Dia
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