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Cuando Ferragut pudo desembarcar, se dió cuenta de la gran transformación sufrida por este puerto con motivo de la guerra. El tráfico de los tiempos de paz no existía. Los géneros no eran de una variedad infinita, como otras veces. En los muelles sólo se apilaban cargamentos, monótonos y uniformes, de víveres ó de material de guerra. Habían desaparecido también las legiones de descargadores.

Esto da una idea muy apacible de su interior, y mueve á creer que no son frecuentes en él las agitaciones violentas. Por naturaleza el mar suele ser puntual, estando sometido á grandes movimientos uniformes, periódicos. Las tempestades son pasajeras violencias que le promueven los vientos, las fuerzas eléctricas ó ciertas crisis violentas de evaporación.

Cualquiera que entonces entrase en ella por las calles de la Verónica o Novena y la atravesase en dirección a la plaza de San Antonio, habríase creído transportado a la capital de un pueblo en pleno goce del más acabado bienestar y aun de la paz más completa, si no mostrara otra cosa la multitud de uniformes militares, tan varios como alegres, que abundantemente se veían.

La vida del agua dulce, la monotonía de una ribera siempre la misma, la precisión de las llegadas, las inofensivas y uniformes varadas, la etiqueta de la cámara, el tiquin, la falta de olas, de horizonte, de grandiosidad, de espacio y de luz, traían al bueno del capitán de un humor que había ratos en ni él mismo se podía sufrir.

Los uniformes de gala de los servidores del templo eran todos del siglo XVIII, la última época de su prosperidad.

La noche en que las dos compañías llegaron a Nieva era la señalada por los amigos de don César para dar el grito de guerra y apoderarse de la Fábrica. La conspiración estaba bien tramada. A la una de la madrugada debían reunirse cincuenta hombres en la huerta de un rico hacendado carlista y otros cincuenta en la bodega de otro para proveerse de armas y uniformes.

¡Qué holgazana está usted, señora condesa! dijo doña Flora , y ¿cómo teniendo tan buena mano para la aguja no me ayuda a hilvanar estos uniformes para la <i>Cruzada del Obispado de Cádiz</i>, que va a ser el terror de la Francia y del Rey José?

Era el anhelo de resarcirse en un momento de la dolorosa abstinencia maternal, de aquella amputación del más noble de los instintos impuesta por la miseria. La formación de los asilados desbaratábase instantáneamente. Los grises uniformes desaparecían ahogados en el remolino de los grupos.

¡Vamos! ¡Pie a tierra! dijo Divès a sus hombres ; no hay que dormirse. ¡Aquí un cartucho! ¡Una bala! ¡Ahora, estopa! Nosotros somos los que vamos a limpiar el camino. ¡Cuidado! Los contrabandistas se colocaron en posición, y el fuego continuó contra los uniformes blancos con entusiasmo. Las balas atravesaban de una punta a otra las filas enemigas.

Los palos que sostenían los sombrajos estaban unidos por cuerdas, y pendientes de ellas se balanceaban uniformes de soldados, viejas levitas, pantalones roídos por el roce, sobrefaldas de gasa que habían sido de moda treinta años antes, sayas que olían a humedad y a polvo, delatando el olvido en los cofres de algún desván.