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Las miradas de los humanos convergían en este punto, lo mismo que en los remotos siglos de la guerra de Troya. Nosotros también hemos estado allí decía Ferragut con orgullo . Los Dardanelos han sido durante varios años de catalanes y aragoneses. Gallípoli fué una ciudad nuestra gobernada por el valenciano Ramón Muntaner.

No más que con dar Aquiles una voz desde el muro, se echaba atrás el ejército de Troya, como la ola cuando la empuja una corriente contraria de viento, y les temblaban las rodillas a los caballos troyanos.

Minerva toma la figura del viejo Néstor, que hablaba dulce como la miel, y aconseja a Agamenón que ataque a Troya. Venus desata el casco de Paris cuando el enemigo Menelao lo va arrastrando del casco por la tierra: y se lleva a Paris por el aire. Venus también se lleva a Eneas, vencido por Diomedes, en sus brazos blancos.

Una lluvia de proyectiles caía incesantemente sobre ellos. Había que vivir debajo de la tierra como topos, y aun así, les alcanzaba el estallido de los grandes obuses. En esta lengua de tierra frente á Troya, por la que se había deslizado la historia remota de la humanidad, las palas, al abrir las trincheras, tropezaban con los más raros hallazgos.

Este cambio de carácter en Aquiles admira á todos, pero no por esto se decide á pelear con su émulo, habiéndolo ya vencido en Troya. BEATRIZ. ¡A él, valeroso Aquiles! CARLINO. ¡Calla, lengua ponzoñosa! RAZONTE. ¡Desenvaina tu espada! CARLINO. ¡Sudo de miedo por todos mis poros! H

Bancos. Bancos del patio. Patio. Aposentos de cazuela. El 20 de abril de 1687 se trasladó la familia Real al palacio del Buen Retiro, y hasta el 25 de mayo, y por las compañías de Damián y de Agustín Manuel, se representaron las comedias siguientes: Abril 22 y 23. Montescos y Capuletes. Idem 24. Troya abrasada. Idem 25 hasta el 28. Jerusalén destruída. Idem 29 y 30. A un tiempo Rey y vasallo.

Cada cuadro de la Ilíada es una escena como ésas. Cuando los reyes miedosos dejan solo a Aquiles en su disputa con Agamenón, Aquiles va a llorar a la orilla del mar, donde están desde hace diez años los barcos de los cien mil griegos que atacan a Troya: y la diosa Tetis sale a oírlo, como una bruma que se va levantando de las olas.

Llamaron al mozo, y ambos trataron de pagar; pero éste, sea porque juzgase a Miguel con más edad y carácter para el caso o por otra causa que no es fácil adivinar, rechazó el dinero que el cadete le ponía en la mano y tomó la moneda que aquél le ofrecía. ¡Aquí fue Troya!

Pero Mercurio le dijo que no debía dormir entre los enemigos, y se lo llevó otra vez a Troya sin que los vieran los griegos. Y hubo paz doce días, para que los troyanos le hicieran el funeral a Héctor.

El huésped le dijo, muy severo, que era un estudiante de Madrid, que había dos ó tres meses que entró á posar en su casa, y que era poeta de los que hacen comedias, y que había escrito dos que se las habían chillado y apedreado como viñas, y que estaba acabando de escribir la comedia de Troya abrasada, y que, sin duda, debía de haber llegado al paso del incendio, y se convertía tanto en lo que escribía que habría dado aquellas voces; que por otras experiencias pasadas sacaba él que aquello era verdad infalible, como él decía, que para confirmarlo subiesen con él á su aposento, y hallarían ser verdadero este discurso.