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Síguese de lo dicho, que los errores están en el juicio, y que debemos trabajar en dirigirle con acierto para proceder con rectitud en el exámen de la verdad. Tambien es de notar, que han de distinguirse las operaciones libres del alma, de las que no lo son, porque este conocimiento importa mucho para poder hacer buen uso de nuestra libertad.

¿Y eso os agradaría, Eppie? repuso Silas mirándola. A me daría lo mismo, papá respondió Eppie con naturalidad . Me gustaría que las cosas se arreglaran de manera que vos no tuvierais que trabajar. Sin embargo, si no fuese por eso, me gustaría más que no hubiera ningún cambio.

Por poco me pone en revolución toda la gañanía. «Que si esto va mal; que si los pobres necesitan vivir», y ecétera. No, esto no está muy bien arreglao que digamos, pero lo que importa en el mundo es quererse y tener ganas de trabajar. Cuando nos najemos al cortijo no tendremos más que las tres pesetas, el pan y lo que caiga. El oficio de aperador no da pa mucho.

Ellas son las que tuercen con más facilidad la dureza de la justicia.... No; las mujeres no tienen nada que pedir á Dios, pues todo lo reciben de los hombres.... Y los hombres, cuando trabajan por la gloria, por la ambición ó por amor al dinero, no hacen en el fondo mas que trabajar por ellas y para ellas. Reverbera en las blancas fachadas el sol de las primeras horas de la tarde.

Citaré, á propósito de «Les Romanesques», una anécdota muy curiosa: Una noche, Edmundo Rostand, que, según decía Coquelin, posee facultades extraordinarias de actor, interpretó en Marsella y en honor de sus conterráneos, el papel de «Percinet». Al terminar la representación, un empresario inglés ofreció al poeta doscientos francos diarios por trabajar en Londres.

Vieron en el camino al chacarero que cambiaba todos los postes de su alambrado, y a un hombre rubio, que detenido a su lado a caballo, lo miraba trabajar. Le digo que va a pasar, decía el pasajero. No pasará dos veces, replicaba el chacarero. ¡Usted verá! ¡Esto es un juego para el maldito toro del polaco! ¡Va a pasar! No pasará dos veces, repetía obstinadamente el otro.

Bueno, bueno... Pues ponte a trabajar para la averiguación de dónde está la tinaja llena de dinero. Yo vendré a sacarla, y como sea verdad, a casarnos tocan». Diciéndolo, recogía en su cesta los restos de comida para marcharse.

El pueblo es laborioso, manso, dócil, honrado proverbialmente. ¡Dejadle trabajar, no lo cercenéis con el cañón o con la espada, hacedlo simpático a la Europa, para que la emigración venga espontáneamente a mezclarse con él, a enseñarle la industria y vigorizar su sangre! ¡Gente de paz para los pueblos de América!

Y yendo aquel día todos juntos á cortar madera al bosque para la fábrica, trabajaron con tanto fervor y brío, que en menos de dos semanas se acabó y perfeccionó la iglesia, pobre y tosca en lo material, pero preciosa por la piedad de los artífices, que á competencia se esmeraban en trabajar en la obra.

El día que usted entre en el colegio partiré yo a París. Hace largo tiempo he venido preparándome. Todo está ya dispuesto para asegurar la vida que allí he de llevar. Soy esperado. He aquí la prueba. Y así diciendo me mostró la carta. El éxito sólo depende de un pequeño esfuerzo y los he hecho más grandes por cierto. Usted que me ha visto trabajar lo puede decir bien.