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Actualizado: 24 de junio de 2025
Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días; fuimos. Vuelva usted mañana nos respondió la criada, porque el señor no se ha levantado todavía. Vuelva usted mañana nos dijo al siguiente día, porque el amo acaba de salir. Vuelva usted mañana nos respondió el otro, porque el amo está durmiendo la siesta. Vuelva usted mañana nos respondió el lunes siguiente, porque hoy ha ido a los toros.
No; no le hacía gracia tropezarse con aquel bandido en sus excursiones a La Rinconada. El era un valiente matando toros, y en la plaza se olvidaba de la vida; pero estos profesionales de matar hombres le inspiraban la inquietud de lo desconocido. Su familia estaba en el cortijo.
Por último, habiendo sacado el estudiante de Derecho la conversación de toros, nos explicó cómo en Burdeos le habían tomado a él por un torero, y con tal motivo le habían agasajado muchísimo.
Vi que mucha gente compraba una revista de toros y loterías, y esto me sugirió un sin fin de amargas consideraciones.
¿Cómo sería para él la temporada de Madrid que iba a comenzar? ¿Qué dirían sus enemigos? ¿Cómo quedarían los rivales de profesión?... Llevaba muertos muchos miuras: al fin unos toros como los demás; pero pensaba en los camaradas caídos en el redondel, casi todos víctimas de los animales de esta ganadería. ¡Dichosos miuras!
Cuando el tiempo no les preocupaba, eran las reses el objeto de su conversación, y especialmente los toros, de los que hablaban con ternura, como si estuviesen ligados a ellos por un parentesco de raza. Los ganaderos escuchaban con respeto las opiniones del marqués, reconociendo el prestigio de su fortuna superior.
En Colombia, gracias á Dios, los toros no son una institucion permanente. Cada año, con motivo de la fiesta del santo-patrono, ó del aniversario de la independencia, hay regocijos publicos, esencialmente democráticos, que duran de tres á ocho dias.
Tendría esto además la ventaja de que los politicians extraviados y los senadores farwestinos y cincinatescos, al vernos en tan buena compañía, arrojasen de sus cerebros el feísimo y bellaco concepto que los sabios y catedráticos yankees les han hecho formar de España, considerándola, por su afición á las corridas de toros y al Santo Oficio, Nación Calígula-Torquemada, como la llama Clarence King, y, por haber destruido, según Draper, no sé cuántas civilizaciones, podrido esqueleto entre las naciones vivas y prueba terrible de la justicia de Dios, que no quiere dejar sin ejemplar castigo nuestras ferocidades y nuestros crímenes.
El viejo aficionado, como todos los viejos aficionados, creía que los toros se dividen en mansos y bravos, y que la especie de estos últimos está extinguiéndose.
¿Te figuras que los toros son una cosa de ayer mañana?... Todo lo que se refiere a los toros está muy pensado... ¡muy calculado!... Los que no entienden una palabra, ven correr al toro detrás de los toreros, y nada más; pero los que han estudiado algo, saben la razón de todos los movimientos que se ejecutan en la plaza...
Palabra del Dia
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