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Actualizado: 16 de junio de 2025
YEMAS CAPUCHINAS. Para nueve yemas una clara; se bate mucho y se incorpora una cucharada de harina; se vuelve a batir, se mete en un molde con mantequilla, y se echa la pasta cociendo al baño maría y terminando al horno; se saca, y cuando está frío, se corta en cuadraditos, y se bañan en almíbar.
En este tiempo Godofredo se hallaba terminando una historia de Santa Isabel de Hungría, que se preparaba a dar a la imprenta. Y como quisiese poner al frente del libro el retrato de la Santa, pidió a Presentación el suyo para hacerlo grabar. Este rasgo ingenioso y delicado causó impresión profunda, tanto en su novia como en D.ª Carolina.
De aquí nació aquella multitud de vagabundos, de muchachos maleantes que acostumbrados á viciosos hábitos, y en frecuente contacto con gente corrompida, crecían, se hacían hombres, terminando las más de las veces su existencia en la horca ó en las galeras del rey.
Al poniente, las neveras faltan del todo: cerros altísimos, cubiertos de negros bosques de pinos y abetos, en su mayor extension, se alzan á hundir en las nubes sus severos picos ó conos graníticos, y presentan á trechos esos derrumbes espantosos, rastros de los catástrofes de la primavera que se llaman avalanchas Al lado opuesto del valle se levantan los contrafuertes del Monte-Blanco, revueltos, despedazados por innumerables y gigantescas grietas, aterradores de hermosura y severidad, ora terminando en neveras que derraman sobre el valle sus ondas congeladas; ora cubiertos de ásperas malezas, helechos y bosques de abetos; ora aguzándose en sus cimas en penachos extravagantes y agujas colosales, desnudas y sombrías, para servir de apoyo á un inmenso anfiteatro de invisibles montañas y neveras cuyo pináculo es la cabeza admirable del Monte-Blanco.
Dirigióse inmediatamente a casa del almirante; y el hombre de los pergaminos lo llamó hijo de cabra y vela verde, y echó verbos y gerundios, sapos y culebras por esa aristocrática boca, terminando por darle una soberana paliza al sacerdote. La excitación que causó el atentado fué inmensa.
Quien tiene razón dijo el doctor terminando la frase. Condenas con demasiado rigor, Amaury. Pero me parece... replicó éste con vehemencia. Sí interrumpió el anciano, tu apasionada edad no es clemente, lo sé, y no quiere transigir con las debilidades del corazón humano.
Estaba terminando sus estudios en el Colegio Militar de Toledo, cuando la revolución de 1868 le hizo desistir de ser oficial por no obedecer á unos generales que acababan de suprimir el trono.
Al medio-dia de este promontorio entra un brazo del Océano occidental, formando una bahia, y terminando en lagunas. No se sabe si esta laguna, ó bahia puedo servir para estancia de navios, respecto de que jamas se ha sondeado, no atreviéndose á llegar allí los navios por miedo de los bancos, que llaman Arenas Gordas.
Con aquellas sentencias desaparecieron de la escena los dos famosos alumbrados que tanto ruido dieron, terminando su vida obscuramente y arrepentidos, según es de creer, de sus pasadas locuras y escándalos.
A diez y ocho palmos de elevacion corre un techo con el que mutilaron la altura de esta estancia, pues que sobre él continúa la misma con un friso corrido, adornado de la misma talla, coronado de otro cuerpo mas sencillo, en el que descansan columnitas de cuatro palmos y medio de altura, sosteniendo arcos apuntados formados de festones semicirculares, terminando los restos de esta mezquita á catorce palmos del mencionado piso, por el que lo es del real aposento donde nació SANTA ISABEL.
Palabra del Dia
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