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Actualizado: 6 de noviembre de 2025


La petición de Cristo, "no nos induzcas en tentaciones y líbranos del mal", nunca ha sido oída o nunca ha sido concebida. Siempre estamos inducidos a la tentación, nunca estamos libres del mal de este lado de las puertas de la muerte.

Se discutía a gritos, entre carcajadas, con chistes repetidos de generación en generación y de pueblo en pueblo, y con frases hechas inveteradas, si la mujer puede servir a Dios lo mismo en el siglo que en el claustro; y si se necesita más virtud para atreverse a resistir las tentaciones que asedian en el mundo a una buena madre y fiel esposa, que para encerrarse en un convento.

Al acercarse al pilón de la fuente de Oeste, De Pas tuvo tentaciones de aplicar sus labios al tubo de hierro que apretaba con sus dientes un león de piedra, y saciar sus ansias en el chorro bullicioso, incitante.... No se atrevió y dio la vuelta, continuando su paseo en la soledad. Al llegar a la otra fuente, iguales ansias, iguales tentaciones.... Media vuelta y atrás.

Sentía el Peregrino salir de Londres, á juicio de Bermúdez de Castro, porque allí pasaba la vida lejos de los negocios, sin tentaciones para su lealtad, y eso no había de sucederle en París, centro de intrigas anti-españolas . ¡Juicio bondadoso!

Ciertamente, cuando se piensa en ello, no puede concebirse género de existencia, que someta un alma á más envenenadas tentaciones, ni que sea más capaz de desenvolver y de aguzar en el corazón las concupiscencias de la envidia, de sublevar á cada instante las convulsiones del orgullo, de exasperar todas las vanidades y todos los celos naturales en la mujer.

Recordaba, por ejemplo, las vidas de muchos santos, que habían resistido tentaciones mayores que las suyas, y no quería ser menos que ellos.

4 Para la herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse, conservada en los cielos, 5 para vosotros que sois guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrer tiempo. 6 En lo cual vosotros os alegráis, estando al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es necesario,

A fines del siglo XVI, esta moza estaba al servicio de unas señoras que, aun pasando por recatadas y prudentes, recibían con sospechosa intimidad á un señor canónigo, el cual debía ser persona de ancha conciencia y no muy apropósito para resistir las tentaciones, pues el enemigo llevóle á poner los ojos en la criada de las señoras, sin andarse con otros miramientos.

»Tentaciones me han dado de enterarle de lo que pasa; pero he tenido miedo de que ahora se fijase más que antes en Antonia... No, no, vale más que no sepa una palabra. »¡Hija mía! »Me pareció que despertaba. Acaba de murmurar palabras incoherentes, que no he podido entender, y ha vuelto a dejar caer la cabeza sobre el almohadón, sumida en su sopor. »Estoy muy inquieto y como sobresaltado.

Comprende la satisfacción inenarrable que sentirán los cinco dedos de un cristiano recorriendo y palpando esas maravillas; más también has de percibir, que con una pieza de cinco céntimos, no se pagan las cuentas de esos serafines... Ellas poseen cosas mejores: cabellos color de oro o color de tinieblas, resumiendo así en sus trenzas la apariencia emblemática de las dos grandes tentaciones humanas: el hambre del metal precioso y el conocimiento del absoluto trascendente.

Palabra del Dia

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