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Al oír doce duros, Benina abrió cada ojo como la puerta de una casa. ¡Cristo, lo que ella haría con doce duros! Ya estaba viendo el descanso de muchos días, atender a tantas necesidades, tapar algunas bocas, vivir, respirar, dando de mano al petitorio humillante, y al suplicio de la busca por medios tan fatigosos.

Lo cual es absurdo aun supuesto... Bien, pero suponiendo ese absurdo... yo le doy una sangría suelta. Y hasta nombraba el albéitar a quien había de llamar y tapar los ojos, con todo lo demás del argumento. Tampoco le parecía mal lo de prender fuego a la casa y vengar secretamente el supuesto adulterio de su mujer.

Oye, José contestó Manuel , ¿has hallado entre las breñas o cuevas del campo lo que a una mujer pueda tapar la boca? Mira que si lo has hallado no faltará quien te lo compre a peso de oro; por esos mundos no lo he encontrado ni conocido en la vida de Dios. Y se puso a cantar: Más fácil es apagarle sus rayos al sol que abrasa, que atajarle la sin hueso a una mujer enojada.

Pues bien; siendo así, ¿cómo incorporar aquel dinero al caudal de su mujer sin que nadie se enterase? Imposible. Por este lado la conciencia le decía: «Haz de tu capa un sayo». Pero emplear aquellos cuartos en su provecho, ¿no era robar a su mujer? y no. No, porque con ellos iba a tapar una brecha abierta al crédito de la casa Valcárcel.

Luego de cerrar la puerta y tapar con el paño de manos el ojo de la cerradura, se quitó las horquillas, lavose a chapuz la cara porque estaba muy acalorada, y se acostó. Ambos soñaron disparatadamente, porque como durante el sueño trabaja el espíritu abandonado a propio, no crea sino desatinos y extravagancias.

En esto el Serranito se había puesto en pie, sonrió forzadamente al público, como el gladiador que quiere morir con gracia, se llevó la mano al pecho y cayó de nuevo, soltando chorros de sangre por las heridas. Dos monos sabios lo recogieron y lo llevaron a la enfermería; otros corrieron en seguida a tapar la sangre con arena.

Ellos eran pobres, pero tenían parientes que les podían tapar con onzas de los pies a la cabeza; gitanos ricos que trotaban por los caminos seguidos de regimientos de mulas y caballos. Todos los Alcaparrones querían a Mari-Cruz, la virgen enferma, de ojos dulces: su entierro sería de reina, ya que su vida había sido de animal de carga.

Para que los transeuntes no pudiesen registrarlo había visillos que, a más de ser de lo más ordinario y barato en el género, ofrecían la curiosa circunstancia de ser el uno demasiado largo y el otro tan corto que le faltaba cerca de una cuarta para tapar por completo el cristal de abajo.

Cuando leía en El último de los Mohicanos, de Cooper, que Ojo de Alcón y Uncas habían perdido el rastro de los Mingos en un arroyo, dije: «Van a tapar el arroyoCuando en La Pradera, el Trampero mantiene la incertidumbre y la agonía mientras el fuego los amenaza, un argentino habría aconsejado lo mismo que el Trampero sugiere al fin, que es limpiar un lugar para guarecerse, e incendiar a su vez, para poderse retirar del fuego que invade sobre las cenizas del que se ha encendido.

Don Pascual, creyendo hacer un bien a sus amigos, había revelado a don Andrés los celos y la desesperación de don Paco, causa de su fuga; lo que a don Paco había ocurrido en sus dos días de campo; el amor de Juanita, tan enamorada de él como él de ella, y el sentimentalismo de Juanita en favor de Antoñuelo y su deseo vehemente de salvarle hallando los ocho mil reales para tapar la boca del tendero murciano.