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Actualizado: 19 de julio de 2025
Este parecía, en efecto, abrigar intenciones perversas, porque el tío Frasquito percibía claramente del otro lado del tabique ruidos extraños que le desasosegaban, poniéndole nervioso; la puertecilla, sin embargo, no tenía rendija alguna traidora que diera paso a una mirada, y esto lo tranquilizó algún tanto.
Se sentía mal, propensa a desvaríos de la mente en cuanto se aletargaba, y con muchísima sed. Esta llegó a ser tan fuerte, que no pudiendo despertar a su tía dando con los nudillos en el tabique, tuvo al fin que levantarse en busca de agua. Al volverse a acostar sintió bastante frío, y con estas alternativas de frío y calor estuvo hasta la mañana. vi
Aquí vienen toda clase de personas; banqueros, generales... hasta ministros. Y viven tan ricamente y son felices en esta pobreza mientras curiosean su alma. El doctor examinaba el cuarto, de alto techo y desahogadas proporciones. Junto á la ventana, una mesa con dos sillas de paja. La cama de hierro se ocultaba tras un tabique bajo, con una cortinilla roja en la puerta.
Después de llamar como unas tres veces, fue a llamar la cuarta, y... aquello sí era grave; no tenía voz, no le sonaba la voz, se le quedaba la intención de la palabra en la garganta sin poderla pronunciar. Dio algunos toques con los nudillos en el tabique; pero al fin su mano se quedó como si fuera de algodón; daba golpes con ella, y los golpes no sonaban.
En las inmediaciones del cuartel se encuentra una edificación de madera con cubierta de zinc y tabique pampango que sirve de enfermería, á la que guarnecen un cabo y cuatro soldados.
» No olvides que sólo la separa de ti un simple tabique y que tan pronto como oiga el más leve rumor entrará creyendo que no te sientes bien y me encontrará contigo. » Así ocurriría, no lo dudo, si tú vinieras aquí. » ¡Cómo! ¿Pues adonde he de ir? » Al jardín. Yo bajaría a reunirme contigo a la hora en que conviniéramos. » ¿Qué dices? ¡Al jardín!
Descuida, hombre, descuida... ¿A quién voy yo a contar semejantes sandeces? Pues, buenas noches, Jacobito... Dispensa... Si ocurre algo, pega en el tabique... Yo tengo el sueño de un pájarrro; en eso parrrezco un viejo...
Golpeó fuertemente el tabique inmediato a su cama. En la habitación próxima dormía Salvador; y durante los días críticos de la enfermedad de D. Benigno, siempre que este necesitaba de la asistencia de su nuevo amigo le llamaba con un par de golpes suavemente dados en la pared. Era la media noche.
Palabra del Dia
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