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Actualizado: 19 de julio de 2025


Encendió una cerilla y entonces vió en el tabique de la cabecera que en otros tiempos había sido blanco, un crucifijo y varias estampas de colores, representando generales contemporáneos, con el ros calado y el pecho cubierto de bandas y cruces, héroes de la guerra que se habían cubierto de gloria entregando territorios al enemigo ó fusilando en masa á indígenas indefensos.

Chinto salió sin cuidarse del agua que continuaba cayendo tercamente del negro cielo, y corrió, perseguido por aquella voz cada vez más dolorida, más agonizante, que atravesaba el tabique, mientras la impedida se lamentaba de que además de morírsele la hija, iba a tener que abonar ¿y con qué, Jesús del alma? los honorarios de un facultativo.

Mas ¿es posible que siendo usted una santa bendita les tenga miedo a los maldicientes? Ya sabe usted, don Modesto, lo que vulgarmente dicen los que piensan mal de todo: entre santa y santo, pared de cal y canto. Pero entre usted y yo dijo el comandante no hay necesidad de poner ni tabique.

Y providencia de Dios fué que se me ocurriera destapiarle, porque yo me dije: detrás de ese tabique debe haber algo, algo que yo no conozco, y eso que me son familiares todos los escondrijos del alcázar: como que he nacido en él, y en él he pasado los cincuenta años de mi vida. Destapé y hallé con alegría lo que nadie conoce más que yo, y lo que vos vais á conocer. Entremos.

De sus paseos del domingo volvían fatigados, con los pies cubiertos de polvo, pensando en la dulce quietud de su casita, en la cena que les esperaba, en la noche de cariñosa intimidad, interrumpida al otro lado del tabique por las visiones tentadoras del señor Vicente.

Cuarenta y tantos días después de la desgracia, la mujer de Gasparón se presentó en la pagaduría de la fábrica. Era una habitación pequeña dividida por un tabique de madera y tela metálica con ventanillos, tras los cuales se veía un señor viejo, bien vestido, de camisa limpia, que estaba leyendo un periódico, sentado junto a una caja de caudales.

De pronto, como si se le ocurriese una idea súbita, exclamó: ¡Amigos míos, armad vuestras carabinas!... ¡Fuego sobre ese tabique! Lo que había decidido sobre todo a Santiago a esta maniobra, es que encontrándose necesariamente detrás de su tropa, se vería libre del primer choque de la salida que podrían intentar los sitiados. ¡Fuego! ¡y que el Cielo nos ayude! repitió empujando a su pelotón.

Sus alas, adelgazadas y como desecadas por el viento del desierto, adosábanse cada vez más a su tabique central. ¡Demontre! decía el notario, haciéndole una mueca al espejo, la distinción es cosa bella, lo mismo que la virtud; pero esto ya es demasiado. Mi nariz va adquiriendo una elegancia inquietante, y, si no trato de darle alguna fuerza y color, muy pronto no será que una sombra.

También podía ser que sonaran y ella no los oyera. Pero ¿cómo no los oía Segunda, que estaba al otro lado del tabique? Luego, el brazo se puso también como carne muerta, resistiéndose a moverse. «¿Será que me estoy muriendopensó la joven, echando miradas a su interior. Pero poco pudo ver allí, por estar el interior a oscuras o fantásticamente iluminado.

Cuando pasó al salón, alguien entró al mismo tiempo por el lado de la cubierta. Era Caragòl, que intentaba cerrar el paso á una mujer; pero ésta, burlando sus ojos cegatos, iba deslizándose poco á poco entre su cuerpo y el tabique de madera. Al ver al capitán, Freya corrió hacia él tendiendo sus brazos.

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