United States or New Zealand ? Vote for the TOP Country of the Week !


Una noche observó Salvador que daba el enfermo un gran suspiro, y despertando acongojadísimo parecía reconocer la realidad de las cosas, medio seguro de espantar las embusteras percepciones del sueño. Es todo mentira, Sr. D. Benigno le dijo Monsalud riendo . Ánimo. ¡Ay, Dios mío! ¡qué sueño! exclamó el de Boteros . Todavía me duran la angustia y el mortal frío que sentí.

Por hoy no quiero calentarte la cabeza, ni calentármela yo, que bastante he charlado ya, y empiezo a sentirme mal. Está la cosa aprobada en principio... en principio. Quedose dormido el buen señor, que por haber pasado muy mala noche, tenía sueño atrasado, y Fortunata permaneció a su lado sin chistar ni moverse por no turbar su descanso.

Sonaba la música en el inmediato corredor, junto a la puerta del camarote. «Hoy es domingo», pensó, en la torpeza del despertar. Pero una extrañeza repentina disipó las últimas brumas de su sueño. Hizo un rápido cálculo de días. No, no era domingo. Además, la música sonaba alegremente una especie de diana de caballería que no podía confundirse con el solemne coral luterano.

Todo ešto aconteciò paraque še cumpliešše lo que fue dicho por el Señor por el Propheta que dixo, Y dešpertado Iošeph del šueño, hizo como el Angel del Señor le avia mandado, y recibiò

Y cual si el sueño que á Ataide embarga fuese un conjuro que la evocára, en los fulgores raudos de plata que á la corriente la luna arranca, Leila aparece trasfigurada, los negros ojos ardiendo en llamas, voraz sonrisa mostrando avara, suelta la luenga crencha dorada, que en su aureola radiante baña las maravillas de su garganta, sus curvos hombros, su seno que alza aliento inmenso que gime y canta y en poderoso volcan estalla.

Tranquila estuvo toda la mañana; pero a eso del mediodía, al despertar de un sueño breve, se sintió tan vivamente acometida de ganas de salir a la calle, que no pudo sobreponerse a este ciego impulso.

¡El breve y gracioso moño de cinta celeste que cerraba la canasta no estaba, no podía estar hecho por don Casiano!... Al llegar el día, Melchor estaba de pie, habiendo abandonado la cama con especial cuidado de no interrumpir el sueño de sus dos compañeros, hasta que llegase el momento de partir.

Sus compañeros veían un Gabriel más locuaz y dispuesto a comunicarles las «cosas nuevas» que trastornaban el orden tradicional de sus pensamientos y muchas noches turbaban su sueño.

Así diciendo proseguía , de hoy en adelante discurramos por pláticas más sabias y no de tanto enfado, y ya que no podemos atraer el sueño, ahora olvidemos las pandectas y los códigos.

Pero su mamá no quedará sola, puesto que yo estoy aquí dijo Juan. Además, he venido esta noche con la intención de exigir que ustedes descansen; yo velaré solo a su papá; hoy es mi turno. Querido Juan intervino la señora Aubry, trabajas bastante de día, me opongo, absolutamente, a que te prives del sueño. Me paso muy bien durmiendo poco, y nunca me he sentido fatigado.