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Actualizado: 10 de mayo de 2025


eres un señor que permanece tranquilo en su palacio, con todas las comodidades que pueden obtenerse en la época presente, sin correr peligro alguno, mientras media humanidad llora, sufre hambre, se desangra ó muere. El otro, siempre sumido en su asiento, dijo con voz sorda y rencorosa: Me ha insultado... ha querido abofetearme. He detenido su mano junto á mi cara.

Bebe ordenó Luis a su amigo. Fermín vaciló. No tengo ganas de beber dijo con voz sorda. Lo que deseo, es hablar contigo, y en seguida. Hablar de algo muy interesante... Está bien: ya hablaremos contestó el señorito sin dar importancia a la petición. Hablaremos tres días seguidos: pero primero hay que cumplir el deber.

Y apareció al fin, después de mucho revolver, la página 98, llena de sellos reales, y entre uno del último duque de Parma reinante y otro de Fernando de Nápoles, hallaron otra casilla en blanco. Arriba decía: Rey de Cerdeña; debajo: Marqués de Sabadell. Dio entonces Jacobo una puñada en el brazo de la butaca, diciendo con voz sorda: ¡Me has perdido!...

El número de las personas que se han de introducir es mi voto que no deben ser tan pocas que parezca la fiesta sorda, ni tantas que engendren confusion, aunque en nuestra comedia Tinellaria se introdujeron pasadas de veinte personas, porque el sujecto della no quiso ménos. El honesto número me parece que sea de seis hasta doce personas.

¡!... ¡! balbuceó él, echándose atrás. Le temblaron las piernas con el estremecimiento de la sorpresa; una ola de frío corrió por su espalda. ¡Ulises! suspiró la mujer, intentando abarcarlo de nuevo con sus brazos. ¡!... ¡! volvió á repetir el marino con voz sorda. Era Freya. No supo ciertamente qué fuerza misteriosa le dictó su gesto.

Y doña Manuela lloraba, efectivamente, sin saber con certeza si sus lágrimas las arrancaba el estado de su hijo, los insultos de su hermano o aquella última noticia de la desaparición de Cuadros. El viejo continuaba hablando junto al lecho del enfermo, excitado por la indignación, con voz sorda unas veces y gritando otras, de modo que cubría aquel estertor angustioso. Te lo vuelvo a repetir.

Además, ¿qué amor era el suyo que retrocedía ante una resolución enérgica; siempre cobarde e indeciso cuando se trataba de conservar una mujer por la cual se habían muerto o arruinado hombres más ricos, más poderosos, ligados a la vida por atracciones que él jamás había gozado en su monótona existencia?... No te irás repetía con sorda firmeza.

Además y su voz se hizo más sorda , á ti solo te lo confieso. El amor y la mujer me hacen pensar en la miseria de nuestra existencia, en el inevitable final, en la muerte.

-Que me place -respondió el barbero. Y, sin querer cansarse más en leer libros de caballerías, mandó al ama que tomase todos los grandes y diese con ellos en el corral. No se dijo a tonta ni a sorda, sino a quien tenía más gana de quemallos que de echar una tela, por grande y delgada que fuera; y, asiendo casi ocho de una vez, los arrojó por la ventana.

Hacía ya tiempo que sostenía una lucha sorda, pero terrible, con Pérez, otro concejal no menos ambicioso, para obtener este puesto, en el cual sus grandes dotes de innovador podrían brillar espléndidamente. El Retiro, Recoletos, la Castellana, el Campo del Moro esperaban un redentor que les diese nueva y deslumbrante vida, y este redentor no podía ser otro que Maldonado.

Palabra del Dia

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