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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Además, el ir dirigidos á la carne presupone cierta trascendencia teológica ó filosófica que los sonetos apenas tienen. Los enemigos del alma son tres: mundo, demonio y carne.

Si usted, en otro tono más ligero, risueño y jocoso, hubiera escrito catorce sonetos, catorce veces más verdes aún, como yo soy viejo pecador, y nada tengo de misionero, respecto á la moral y á la decencia me hubiera callado; pero en punto á estética, hubiera echado á usted mi absolución, y, si los sonetos alegraban las pajarillas, hubiera concedido á usted indulgencia plenaria y hasta hubiera aplaudido.

Las coplas, decimas, sonetos, y otras superfluidades, que vemos al principio de algunos libros, significan dos cosas, es á saber, que hay grande abundancia de malos Poetas, y que el Autor gusta que los ignorantes le alaben, lo qual es efecto de desordenado amor propio. Las aprobaciones comunes son indicio del amor propio de los Escritores, y de sus Aprobantes.

Como pintor rindió culto al gusto italiano y aunque nada suyo se conserva de mérito sobresaliente, fue muy apreciado en su tiempo, influyendo tal vez en esta estimación antes las prendas personales que las facultades artísticas: sus cuadros son más correctos pero tan fríos como sus sonetos. Trató al Greco en Toledo año de 1612 sin asimilarse ninguna de sus buenas cualidades.

Dirá usted acaso que en sus sonetos hay algo parecido á la moral de la fábula de la hechicera Arleta; que de ello dan prueba las cuatro últimas palabras del último soneto ¡Que tétrica es la vida! Pero yo, en honor de la verdad, no descubro dicho sentimiento en usted, y si le descubro, es expresado débilmente y como ahogado en los pormenores que preceden á las dichas cuatro palabras.

Dígolo porque su suerte le trujo a mi galera y a mi banco, y a ser esclavo de mi mesmo patrón; y, antes que nos partiésemos de aquel puerto, hizo este caballero dos sonetos, a manera de epitafios, el uno a la Goleta y el otro al fuerte. Y en verdad que los tengo de decir, porque los de memoria y creo que antes causarán gusto que pesadumbre

Mi querido amigo: La cariñosa carta de usted me mueve á escribirle de nuevo, y no poco. Si usted no hubiese escrito ya en verso y en prosa muchas cosas buenas, y si usted no diese esperanzas fundadísimas de escribir otras mil infinitamente mejores que los catorce sonetos, tendría usted razón en decir que yo le mataba.

A la misma época pertenecen sus novelas en prosa, excelentes en parte; un poema histórico acerca de la milagrosa imagen de La Virgen de la Almudena; otro mitológico, titulado Proserpina, que, al parecer, se ha perdido; otro denominado Orpheo, impreso con el nombre de Montalván, pero que es de Lope, segun el dictamen de D. Nicolás Antonio, habiéndolo cedido á su amigo para aumentar su fama; la poesía La mañana de San Juan y La Rosa Blanca, y, por último, innumerables composiciones ligeras sobre asuntos religiosos y profanos; sonetos, romances, epístolas, etc., que, como las del primer período de su vida, no mencionaremos ahora expresamente .

Y es la primera duda la de si seré yo tan crudo censor de los sonetos porque la vejez me infunde aborrecimiento al Amor: pero la duda se disipa pronto, y creo que mi profundo respeto y mi ardiente devoción al Amor son los que me inspiran.

Ame usted; pase las noches de claro en claro, estrujando la inspiración para fabricar sonetos amorosos; expóngase usted a los arrebatos de un papá indignado que quiere que la familia se retire pronto... ¿y todo para qué? para que ahora, despedido y olvidado sin justificación alguna, ella, la mujer de los ensueños e inspiraciones, la décima musa, le mirase con cara de pocos amigos, diciéndole con sus ojos desdeñosos: «¡Largo de aquí, trasto...! ¡No me importunes más

Palabra del Dia

ancona

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