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Actualizado: 3 de junio de 2025
La perfectibilidad es uno de los caractéres de lo contingente que mejora su modo de ser, por una serie de transformaciones; lo absolutamente necesario es lo que es, y no puede ser otro cosa. VIII, desde el Cap. IV, desde el Cap. XXIII hasta el XXVIII, y Lib. V, Cap^s. Esta idea no la poseen solos los filósofos, es patrimonio de la humanidad. Pero ¿qué entendemos por causa?
Les suplicó, después de agradecer la sorpresa de la visita, que la dejasen terminar aquel embrollo de números; y dama y clérigo se vieron solos en el salón sombrío, de damasco verde obscuro y de papel gris y oro. Ana se sentó en el sofá, el Magistral a su lado en un sillón.
Y la temblaban las piernas, balbuceaba y no se atrevía a alzar los ojos por no ver a su cuñado. A lo lejos sonaban chirridos de ruedas; voces prolongadas se llamaban a través de los campos, rasgando el silencioso ambiente del crepúsculo. Marieta miraba con ansiedad el camino. Nadie. Estaban solos ella y su cuñado.
¡Oh papaíto! comenzó Eppie cuando estuvieron solos, tomando y oprimiendo los brazos de Silas a la vez que saltaba a su alrededor para darle un beso . ¡Oh mi papá viejo! ¡qué contenta estoy! Creo que no nos faltará nada cuando tengamos un pequeño jardín; y yo sabía que Aarón nos lo trabajaría prosiguió con aire malicioso y de triunfo ; lo sabía muy bien.
17 Mas nosotros, hermanos, privados de vosotros por un poco de tiempo, de vista, no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro. 18 Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo a la verdad, una y otra vez; pero Satanás nos estorbó. 1 Por lo cual, no pudiendo esperar más, acordamos quedarnos solos en Atenas,
Ya estamos solos, padre y señor dijo ; sé á qué habéis venido aquí; sé que por el afán de guardar para vos solo el favor de su majestad, habéis llegado hasta el caso de traición, de tomar el nombre de su majestad, de querer pasar ante esa mujer por su majestad, para deshacer uno de los medios que suponéis de mi privanza con el príncipe. ¿Pero quién os ha dicho eso? El bufón del rey.
Además de Miguel, que comía todos los domingos en casa de su tío, había otros dos señores convidados, los cuales conversaban en un rincón. A juzgar por la confianza que D. Bernardo y su señora hacían de ellos, dejándolos solos, debían ser amigos íntimos, de la casa.
A este nido vinieron a parar Gonzalo y Ventura dos horas después de hallarse unidos para siempre. En el camino se habían hablado con desembarazo de cosas indiferentes. El joven había aplicado algunos besos en las mejillas de la niña, lo mismo que cuando novios. Mas al llegar a la babilonia, y encontrarse solos en la cámara persa, sintióse extrañamente confuso y acortado.
D. Oscar extendió la mano, exclamando: ¡Basta, doña Tula, basta! Déjeme usted, don Oscar, déjeme usted decir a este caballero los motivos que tengo de agradecimiento para con usted. Ya ha dicho usted bastante. Ahora le ruego nos deje solos, porque tengo que hablar con él reservadamente. Está bien, don Oscar, está bien.
Aquella noche D. Alonso y Marcial siguieron conferenciando en los pocos ratos que la recelosa Doña Francisca los dejaba solos. Cuando ésta fue a la parroquia para asistir a la novena, según su piadosa costumbre, los dos marinos respiraron con libertad como escolares bulliciosos que pierden de vista al maestro.
Palabra del Dia
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