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Actualizado: 26 de noviembre de 2025


También ha ido Francisca y su madre, Paulina y la señora de Aimont. Se habló mucho del baile blanco que da la señora de Geraumont con motivo de los esponsales de su hija, que se casa con un riquísimo banquero. Los Geraumont son unos opulentos molineros retirados de los negocios y no tienen la suerte de agradar a lo que se llama «la alta sociedadque les pone mala cara.

Sólo en la edad pueril, cuando a la sociedad se le cae la baba y vive bajo la férula del dómine, se comprende que exista y tenga prosélitos la institución llamada matrimonio, unión perpetua de los sexos, contraviniendo la ley de Naturaleza... ¿y a santo de qué?, vamos a ver... Eso , por encima de todo la Naturaleza.

Dicen los que han vivido mucho tiempo en el seno de esa sociedad, que la atracción invencible del exterior nada es al lado de los encantos del espíritu y de la dulzura exquisita del corazón.

Un acontecimiento imprevisto vino a deshacer o por lo menos a aplazar aquella boda. En cierta reunión de accionistas de las minas de Riosa, a Salabert, como presidente, le tocó dar cuenta de su gestión y proponer las modificaciones necesarias en la marcha de la sociedad. Ordinariamente lo hacía con mucha concisión y claridad.

La señora ha leído a Carmen Sylva, la buena y discreta reina rumana, y repite a su hija estas palabras que pueden servir de norma en una presentación en sociedad: «La tontería se coloca siempre en primera fila para ser vista; la inteligencia se coloca detrás para ver». Y luego agrega por cuenta propia: «discreción, hija mía, compostura, sosiego; mide lo que dices; más vale que peques por cortedad».

Cada café es un club de centenares de grupos, que entra en actividad desde las siete ú ocho de la noche. En cuanto á los hombres, con excepcion de los ministros, los diplomáticos, los rezanderos y los duques, todos los de buena sociedad se reunen allí.

Nuestro D. Manuel Rivera, por sus prendas personales, por sus relaciones con la alta sociedad madrileña y por los años que llevaba en la casa, representaba también papel principal en ella.

Ellas son bastantemente visibles, y no pueden esconderse aun al mas intonso, porque no es posible haya prudente á quien se ofresca el pensamiento de que conviene á estos infieles continuar en su infidelidad, y vivir despojados de todos los beneficios que trae consigo la sociedad, y la vida civil y cristiana.

Durante este tiempo, Raúl se consolaba de sus duelos con sus éxitos diplomáticos y de otra clase en la sociedad romana. Acaso en el fondo prefería estar solo para llorar a sus queridas desaparecidas.

El movimiento impreso entonces a las ideas no se contuvo, aun después de la ocupación de Quiroga; los miembros de la Sociedad de Minería emigrados en Chile se consagraron desde su arribo al estudio de la química, la mineralogía y la metalurgia.

Palabra del Dia

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