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Actualizado: 26 de noviembre de 2025


Recorriendo las calles, penetrando en los cafés y los hoteles, visitando las casas elegantes y los preciosos jardines, y escudriñando los objetos monumentales en que abunda Sevilla, se reconoce al punto el tipo esencial ó característico de esa sociedad, ardiente y poética por su sangre y su clima, independiente y altiva por el bienestar que el trabajo activo le procura, y apasionada en alto grado.

Y vaya un modesto empleado de ochenta pesos al mes, que tiene que sostener una familia, y dar carrera al hijo único, que, por tratarse con lo más granadito de la sociedad, está obligado a presentarse con decencia; vaya, digo, un empleadillo de éstos, a mandarse hacer un frac cada dos carnavales y a gastarse la asignación mensual para cigarrillos del niño en botas de charol, con que poder ir a cortejos oficiales.

Si usted confiesa esos defectos en su sociedad, repuso Isagani, ¿por qué entonces meterse á arreglar sociedades agenas en vez de ocuparse antes de misma? Vamos alejándonos de nuestra cuestion, joven; la teoría de los hechos consumados debe aceptarse...

No era ésta la única vez que don Pedro manifestaba sagacidad en el conocimiento de caracteres y personas, don esterilizado por la falta de nociones de cultura moral y delicadeza, de ésas que hoy exige la sociedad a quien, mediante el nacimiento, la riqueza o el poder, ocupa en ella lugar preeminente.

1.ª Casándose tu hija jóven, es más apta para la generacion, en lo cual gana la sociedad, y tiene que correr muchos menos peligros al ser madre, en lo cual gana ella. De las veinte mujeres que se casan á cierta edad, las once sucumben cuando dan á luz la primera criatura.

Callad por Dios, condesa exclamó el duque ; lo que en vuestra bella boca es una chanza ligera, en las bocas de víboras que pululan en la sociedad, sería una mortal ponzoña. No tengáis cuidado: no seré yo quien tire la primera piedra. Soy indulgente como una santa, o como una gran pecadora; sin ser ni lo uno ni lo otro.

Sucedíale algo de lo que al jugador que, acostumbrado á poner grandes cantidades á una carta, mira con aversión el corto salario que en la sociedad le proporciona el ejercicio de su profesión. En fuerza de meditar sobre su situación concluyó por tirar su cesto á la mar; y sin otras armas que su ligereza de manos y de pies, se lanzó á lo sublime del arte.

Nada le divierte a don Timoteo. ¡Todo es malo! Por supuesto que no baila don Timoteo, ni habla don Timoteo, ni ríe don Timoteo, ni hace nada don Timoteo de lo que hacen las personas. Es un eslabón roto en la cadena de la sociedad.

Al llegar aquí no pude menos de recordar a mi primo sus expresiones de hacía cuatro años: Es encantadora la sociedad: ¡qué alegría! ¡qué generosidad! ¡ya tengo amigos, ya tengo amante! Un apretón de manos me convenció de que me había entendido.

Aun cuando copian hechos comunes, no les falta colorido poético, revistiéndolo de él fácilmente la rica fantasía, las costumbres pintorescas y la lengua harmoniosa de España, al fin pueblo meridional. La mayor parte de estas piezas, y las más notables, sólo nos ofrecen las clases más bajas de la sociedad.

Palabra del Dia

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