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Actualizado: 26 de julio de 2025
La familia inglesa, seguro cimiento de la moral pública, vive en el órden y en las afecciones: con sus excelentes circunstancias educa buenos hijos para la sociedad, y buenos ciudadanos para la patria. El legislador que organice un hogar doméstico con sabia economía, trabaja en pro de la sociedad, que es su reflejo.
No es que la moral social ha decaído; todo lo contrario, se ha formado rápidamente en nuestra sociedad un sentido moral que antes no existía sino en una pequeña minoría, y su efecto ha sido un movimiento nuevo contra los vicios y la inmoralidad. La opinión pública prohigiénica
Así, una mujer como doña Beatriz estaba pidiendo lujo, regalo, elegancia, adoración, incienso; pasear en coche, y no a pie; vivir en un palacio, y no en un piso tercero; no ocultarse entre el vulgo, sino resplandecer en la sociedad más elevada.
No tiene papeles, pero sí un bolsillo. A ver, venga dijo Lobo. Pinilla se lo guardó en su cinto; todos corrieron, y la plaza quedó desierta hasta que la ocupó la tropa. #Fernando el Deseado.# No hemos examinado aquella agitada sociedad más que en una sola faz.
Pero debemos compadecer y amar á los pecadores, aunque éstos sean de los más empedernidos y rebeldes. ¿Pero qué ha hecho? repitió Clara, haciendo un gran esfuerzo para disimular su turbación. No lo sé punto por punto; pero son cosas tan horribles.... Ha hecho lo que otros tantos desvergonzados que andan por ahí. Esta sociedad está perdida.
Señores pudo decir al cabo con voz temblorosa si un juramento solemne no me obligara a permanecer en el ostracismo que voluntariamente me impuse hace tantos años, o mejor dicho, que me impusieron el fanatismo y la injusticia, si eso no fuera, yo volvería con mil amores al seno de aquella sociedad de la que fuí fundador con otros seis o siete amigos. ¿Y cómo no, señores, si allí corrieron los mejores días, para mí, en pláticas provechosas y amenas con el elemento más culto de la población?
Los que esperan que el mismo hombre ha de ser primero el azote de su pueblo y el reparador de sus males después, el destructor de las instituciones que traen la sanción de la humanidad civilizada y el organizador de la sociedad, conocen muy poco la Historia. Dios no procede así: un hombre, una época para cada faz, para cada revolución, para cada progreso.
Pero ya su vejez y la indisoluble sociedad moral con Doña Paca la imposibilitaban para el comercio. Insistió la buena mujer en abandonar la grata tertulia, y cuando se levantó para despedirse cayósele el lápiz que le había dado D. Carlos, y al intentar recogerlo del suelo, cayósele también la agenda.
No faltará lector que crea que me doy á inventar ciertas especies, con el objeto de zaherir la sociedad francesa, halagando así nuestro espíritu nacional. Á esa duda, que yo me imagino, contesto que si alguno, francés ó español, me prueba que adultero el menor detalle, la minuciosidad que menos signifique, consiento desde luego que se me tenga por una persona deshonrada.
Se diría que para precavernos contra el roce, que pudiera limar y pulir las diferencias, nos armamos instintivamente de una virtud conservadora de lo castizo que persiste en el fondo, aunque superficialmente desaparezca. Lo que llaman ahora high-life, o dígase aquella parte de la sociedad más rica, elegante y empingorotada, nos parece que debe ser cosmopolita, y sin embargo no lo es.
Palabra del Dia
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