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A pesar de esto, son por lo general muy bondadosos, y la grande miseria en que viven casi de continuo, disculpa en cierto modo su propension al robo. Son dóciles hasta el servilismo para con los blancos, á quienes profesan, sin embargo, un odio quizas no injusto.

El servilismo cortesano y el estilo pomposo propios de los tiempos en que escribían, hicieron a Pacheco y Palomino referir los favores concedidos por Felipe IV a Velázquez con tales colores que sus relatos sirvieron de base a una tradición, según la cual, el monarca aparecía como verdadero y entusiasta protector del artista.

La respuesta no me satisfizo y me prometí interrogar al mayordomo en la primera oportunidad; parecía éste un buen sujeto, contra la opinión de los murmuradores que se reunían en el cuarto de los sirvientes y ordenanzas, y, a pesar de la actividad que yo le veía desplegar y del aspecto de hombre ocupado, que siempre tenía y que sus subordinados interpretaban como signo visible de servilismo y adulonería, cosa que a ellos hombres altivos e independientes, no les cuadraba.

Así es que con frecuencia se equivocaba en la elección de sus instrumentos, tomando lastimosamente la adulación por afecto y el servilismo por solicitud. El duque de Lerma se había creado sus enemigos en sus mismos instrumentos, y debía conservar el poder hasta el momento en que, robustecidos por él sus adversarios, se encontrasen bastante fuertes para derrocarle.

Los más de los servidores del templo vivían moralmente en pleno siglo XVI, en una atmósfera de servilismo y de miedo supersticioso a los superiores, presintiendo lo injusto de su condición, pero sin atreverse a dar forma en el pensamiento a sus vagos intentos de protesta.

No obstante, cuando tropezaba con un personaje político de los que a él le convenía tener propicios, esta franqueza tomaba otro giro muy distinto y se transformaba en adulación y casi casi en servilismo. Mas esta farsa, aunque admirablemente desempeñada, no engañaba a nadie. El duque de Requena era tenido por un zorro de marca.

¿Cómo está don Fernando?... Sentía por el agitador un gran respeto desde sus tiempos de jornalero. La protección de los Dupont y la ductilidad con que se plegaba a todas sus manías, le habían elevado. Pero, como compensación a este servilismo que le había convertido en jefe del taller, guardaba un secreto afecto al revolucionario y a todos sus compañeros de la época de miseria.

Lo leía perfectamente en sus miradas huidas; en la preocupación sombría que pesaba sobre él, rota algunas veces por súbita y extravagante alegría; en el temor y en el servilismo, cada vez mayores, con que se acercaba a ella. Una noche el conde pidió un vaso de agua. Los ojos de Amalia brillaron repentinamente. Había llegado el momento ansiado.

Si más exigiéramos, desde que nacen, de las compañeras de nuestra vida; si más reparásemos luego en la parte inmaterial de su naturaleza; si fuera más desinteresada la idolatría que nos inspiran; si nos respetásemos más á nosotros mismos y las respetásemos más á ellas en nuestros modales y discursos dentro del hogar; si les diéramos una importancia más grave y positiva que la que negligentemente y con intermitencia les damos, porque haya paz, ó por servilismo amatorio, la vida externa de las españolas correspondería á la superioridad sin rival de la vida de su espíritu.

Su entrada produjo movimiento, pero no tanto como la del duque de Requena. Este, cuyo rostro carnoso, sensual, no podía ocultar el desprecio que aquella asamblea le inspiraba, corrió a él sin embargo, y le saludó con rendimiento y servilismo sorprendentes, teniendo en cuenta la rusticidad y grosería con que generalmente se comportaba en el trato social.