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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Pues te diré: nos juntamos en una casa de la calle de la Santísima Trinidad y allí estamos horas y más horas hablando de la democracia y del servilismo, diciendo perrerías de los frailes escribiendo a trozos el graciosísimo papel satírico que se llama el <i>Duende de los Cafés</i>. Nos ocupamos de la vida y milagros de todo <i>quisque</i>, y criticamos sin piedad.
Mas no se crea que deba entenderse condenado á ciego servilismo, y no haya de atreverse á discordar nunca de la autoridad de sus maestros; en la milicia científica y literaria, no es tan severa la disciplina que no sea lícito al soldado dirigir algunas observaciones á su jefe. La autoridad científica.
El mentido arrepentimiento de Zakunine, la falsa resurrección de un amor que jamás, había sido creíble, habían despertado en ella la servil pasión de otros tiempos: ¡entonces, comprendiendo la vileza de su propio servilismo, pero no pudiendo vencerla, se había dado muerte!... Así veía el joven corromperse y poco a poco disolverse en podredumbre la figura antes colocada por él sobre un altar.
Después me tracé un plan de conducta para con los miembros de la familia Laroque, prometiéndome atestiguarles un celo concienzudo por sus intereses, y una justa deferencia hacia sus personas, igualmente distantes del servilismo y de la altivez.
No sólo hay servilismo en política; hay servilismo tambien en conducta, y esas limosnas que el pueblo español recibe de Francia; esas caridades que le implora, cuando tantas podria hacer, cuando tantas ha hecho á esa misma nacion que nos manda hoy con sus monerías; esas limosnas vergonzantes que á Francia pide, es un servilismo de nuestra época; y no solamente es un servilismo, sino una sandez. ¿Qué se diria del que fuese á buscar falsas doraduras á país extraño, olvidando el oro, el oro fino, que tiene en su país?
La virilidad pareció resumirse entonces en la propia sangre atosigando las vísceras, y el antiguo valor tomó la forma del estoico desdén de todos los males. Era el encantamiento inexplicable de las tiranías. Más de uno repugnado de su propio servilismo, a una simple señal del Monarca, se hubiera abierto impasiblemente las venas, como Séneca o Petronio.
Mas léjos, al derredor de una fuente pública, se agrupan en desórden los aguadores asturianos, de calzon corto y alpargata, chaqueta remendada, camisa indefinible, sombrero diminuto y fisonomía contradictoria, en cuyos rasgos parecen luchar la imbecilidad del servilismo y la inquietud del genio pendenciero.
Si me hubiera dejado llevar del genio, le habría dicho que había muchas cosas en el mundo que me gustaría ver más que aquéllas. Pero en vez de hacerlo, le manifesté con el mayor servilismo que lo consideraba como una gran desgracia, y que aceptaría cualquier sacrificio por verlas algún día.
Palabra del Dia
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