Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 9 de julio de 2025


Doña Crucita, que se había dedicado a bordar pájaros, despachaba semanalmente una bandada de aquellos preciosos seres, y a veces el comedor parecía una selva americana, porque los había de todos colores, y además mariposas y florecillas, todo inventado por la señora que creaba las especies con su rica fantasía, de tal modo que se viera muy perplejo Buffón ante tal maravilla.

Los árboles que los producen llevan el nombre botánico de citrus decumanus. Ya bebidos y comidos, y sintiéndose tranquilos por el silencio profundo que reinaba en la selva y en las orillas del riachuelo, se entregaron al sueño, que ningún suceso vino a turbar. Los gritos de una bandada de papagayos los despertaron al alborear el día.

La abundancia reinó desde luego, gracias á los buenos resultados de la pesca y de la caza; pero, á medida que adelantábamos, la selva se hallaba cada vez mas y mas desierta, y bien pronto nos vimos reducidos al pescado, sin sal, por todo alimento.

Estaba allí como el pájaro en la selva, cantaba donde, cuando y lo mejor que le parecía, porque la misma multitud le servía de escondite, y su obligada agitación disculpaba sus incesantes vuelos de rama en rama; y como los hombres tontos son los ecos de estas soledades, siempre había flotando sobre los rumores del concurso alguna melodía de sus cánticos, llevada de boca en boca, con la mejor intención del mundo, pero con el afán y la rapidez con que se propagan de ordinario todos los falsos testimonios.

Persuadido Candido por tan sólidas reflexîones, se desvió de la pradera, y se metió en una selva, donde cenó con Cacambo; y despues que hubiéron ámbos echado sendas maldiciones al inquisidor de Portugal, al gobernador de Buenos-Ayres, y al baron, se quedáron dormidos sobre la yerba.

Tres días de viaje echaban aquellos déspotas en sus pesadas carretas para llegar á dicha selva, poblada de toda clase de animales feroces. Ahora, con nuestros vehículos automóviles, vamos en tres horas, y usted, gentleman, tal vez haga el camino en menos tiempo.

Pero nos falta la carne dijo Hans. Nos la procuraremos durante el viaje, glotón. Las aves no faltan en esta selva, y tampoco nos faltarán cuadrúpedos. Será prudente llevar con nosotros una provisión de agua dijo Van-Horn . No la encontraremos siempre. Es que no tenemos vasijas. ¿Dónde vamos a llevarla? preguntó Cornelio.

No tardó, sin embargo, haciendo un esfuerzo poderoso de ingenio como el anterior, en hallar el camino de la selva donde le aguardaba su simpática vecina. El café que sirven los domingos es peor que el de los demás días. Y se ruborizó al expresar esta juiciosa opinión, lo mismo que si hubiera dicho postrado de hinojos: ¡Te adoro, ángel mío!

Era la misma ciudad que antes; pero no era el mismo ministro el que había regresado de la selva. Podría haber dicho á los amigos que le saludaban: "No soy el hombre por quien me tomáis. Lo he dejado allá en la selva, retirado en un oculto vallecillo, junto á un tronco musgoso de árbol, no lejos de un melancólico arroyuelo.

Flimnap, asomado al borde del bolsillo, casi lloraba de miedo cada vez que el gigante extendía una mano pretendiendo apresar en plena carrera á alguna de aquellas bestias amenazantes dominadoras de la selva. ¡No, gentleman! gritaba . ¡Tenga cuidado!

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando