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Actualizado: 12 de julio de 2025
El personaje de Don Pedro el Justiciero, como acontece en casi todos los dramas españoles, es más noble y distinguido de lo que aparece en las narraciones de los historiadores. A secreto agravio, secreta venganza. Afírmase, al terminar esta tragedia, que se funda en un suceso verdadero. Nada dicen de él los historiógrafos, aunque se puede indicar el tiempo en que ocurrió.
El señor de Monthélin creyó, pues, que aquella circunstancia debía tener alguna relación secreta con el estado de tristeza en que veía a la señora de Maurescamp. El sobrenombre grotesco con que Jacobo de Lerne había gratificado al señor de Monthélin puede hacer creer al lector que este personaje tenía algo de ridículo, pero nada menos que eso. Era, en efecto, un seductor muy serio y muy peligroso.
Mientras tanto, el secreto de Su Eminencia, inscripto en la cifra secreta usada por el Vaticano en el siglo XVII, pasó, según parece, de las manos de Poldo Pensi a las de Burton Blair, su compañero de mar e íntimo amigo. Hace unos cinco años, más o menos, que yo supe esto por primera vez.
El galán fantasma. Judas Macabeo. El médico de su honra. La Virgen del Sagrario. El mayor monstruo del mundo . Hombre pobre todo es trazas. A secreto agravio secreta venganza. El astrólogo fingido, y Amor, honor y poder, se dieron primero á la estampa en el año 1637.
¿No había, sin embargo, ahora alguna apariencia de que la señorita Margarita pudiera por sí sola abrir los ojos sobre la indignidad de su elección y hallar en alguna inspiración secreta de su propio corazón el consejo, que me era prohibido sugerirle? ¿No podía levantarse repentinamente en aquel corazón un sentimiento nuevo, inesperado, que de un soplo redujera á la nada las vanas resoluciones de la razón? ¿Este mismo sentimiento no había nacido ya, y no había recogido yo irrecusables testimonios de él?
La primera escena nos ofrece á los amantes en tierno coloquio, y nos informa del medio de que se valen para que Enrique, á cualquiera hora y sin ser visto de nadie, penetre en el aposento de Blanca. Han separado una tabla de la pared, y puéstola de nuevo en ella con tal maña, que se hace invisible esa entrada secreta.
Quiso reclamar, pero fué inútil, y tuvo que retirarse á su pueblo, triste, avergonzado y lleno de dudas y temores. Pero al entrar en su casa, agitado por la zozobra y los remordimientos, vió en compañía de su madre á una persona desconocida que desde el primer momento le produjo una secreta impresión de alegría, imponiéndole, sin saber por qué, consuelo y esperanza.
¡Voto al chápiro! dijo, ¡Irenillo! Sí, contestó Sandoval, le he visto dentro hablando con las actrices. En efecto, el P. Irene que era un melómano de primer orden y conocía muy bien el francés, fué enviado por el P. Salví al teatro como una especie de policía secreta religiosa, así al menos lo decía él á las personas que le reconocían.
Al ver probada la inocencia de Zakunine, veía que había lanzado la acusación por odio directo a él, bajo la inspiración de una voz secreta que le decía que ese era el asesino: a ese hombre, no a la mujer, tenía que pedir cuentas de la muerte de la infeliz.
Pues entonces prefiero el lote que le ha tocado a ésta en suerte declaró de una manera que me hizo comprender que algo la debía haber incomodado. Yo, por mi parte, hubiera sentido muchísimo que la señora Percival le hubiera consentido ir sola a Herefordshire, pero era evidente que tenía alguna razón secreta para no querer que su respetable compañera fuera con ella. ¿Qué podría ser? cavilaba yo.
Palabra del Dia
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