Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de mayo de 2025
El empuje de este vértigo reformista derribaba sus apiñadas viviendas y secaba los fondeaderos tradicionales de sus lanchas; pues se echaban al hombro los pobres harapos de su ajuar, buscaban otro agujero en que meterse con ellos y un nuevo sitio en que fondear sus embarcaciones, sin volver la vista atrás, ni dárseles una higa por todo el ruido y aparato de la nueva civilización que los iba acorralando poco á poco.
El daría cuanto era por ser aquel banco del jardín, abrumado dulcemente por su peso las tardes enteras; por convertirse en la labor que giraba entre sus dedos delicados; por transfigurarse en una de las personas que la rodeaban a todas horas, de aquella Beppa, por ejemplo, que la despertaba por las mañanas, inclinándose sobre su cabeza dormida, moviendo con su aliento la cabellera deshecha, esparcida como una ola de oro sobre la almohada y que secaba sus carnes de marfil a la salida del baño, deslizando sus manos por las curvas entrantes y salientes de su suave cuerpo.
Esto fue todo lo que Catalina Lefèvre y Luisa vieron en el transcurso de algunos minutos. Sin duda había sucedido algo extraño y terrible aquella noche. La anciana, acordándose de su sueño, permanecía silenciosa. Luisa se secaba las lágrimas y dirigía miradas angustiosas hacia la meseta, iluminada como por un incendio.
Cinta acogió á su marido con una sonrisa pálida. Se adivinaba en esta sonrisa la obra del tiempo. Seguía pensando en su hijo á todas horas, pero con una resignación que secaba sus lágrimas y le permitía continuar el pausado mecanismo de su existencia.
Ella, arrepentida de su acto, se había echado atrás, retrocediendo unos cuantos pasos. Estaba en el hueco de la puerta, dispuesta á continuar su huída. Se arreglaba maquinalmente los cabellos y secaba sus lágrimas, mientras el rubor se extendía por su rostro. ¡Qué loca soy! murmuró . Perdóname. ¡Es tanta mi gratitud al saber que quieres ayudarme!... Señaló al mismo tiempo el balcón.
Todos los tronos y las sedes le servirían de escala para elevarse hasta los cielos y recibir él solo la consigna del Altísimo. Su sombra cubriría las comarcas y los mares; y las naciones le mirarían como al nuevo arcángel, armado del hierro y la llama, vencedor de Satán. Entretanto España se consumía. La fiebre de aquel monstruoso delirio le secaba los miembros.
Palabra del Dia
Otros Mirando