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Actualizado: 23 de junio de 2025
Generalmente es por falta de savia que declinan las grandes cosas. Por eso, sólo después que te he visto en la obra, dejándote en plena libertad, he recuperado la tranquilidad. Mi querido maestro, usted es realmente el alma de la fábrica... ¿Qué sería yo sin usted? Yo te he formado, sé lo que vales.
Ya ha logrado su objeto; ya se ha hecho dueña del trabajo ajeno. Lo malo es que el pozo se agota en su poder. Como carece de la bomba que atrae á la dulce savia, sólo puede aprovechar el líquido que existía en el fondo en el momento de la conquista.
Su ambición, segada por el sufrimiento, rebrotaba ahora con savia más fuerte. Consideró que Dios no le había llamado porque le reservaba para algún servicio insigne en la tierra. Acababa de pasar por la primera prueba de las vidas predestinadas. Recordó la biografía de los héroes. El comienzo de la fortuna orilló casi siempre los despeñaderos.
Zamboanga, donde el Polombato, á semejanza del Darro, baña á la sultana de Filipinas, interrumpiendo con el suave murmullo de sus ondas deliciosa y enervante quietud tropical, ofrece con su purísimo y sano ambiente y con sus cristalinas aguas, que la zarzaparrilla purifica, savia regeneradora á la sangre anémica del peninsular, que vive en Joló, Tawi-Tawi y en los destacamentos militares de Mindanao, siempre prontos á dar su vida por el honor del Ejército y por el engrandecimiento nacional.
No siente el frío; al lado de los cristales de nieve circula libremente la savia en los tejidos de la delicada soldanela, que inclina sobre la nieve su corola de tan puro y suave matiz: cuando brilla el sol, de ella puede decirse mejor que de la palmera de los oasis que tiene el pie en el hielo y en el fuego la cabeza.
En las noches serenas y tibias oíase su arrullo, suave y lento, cuando en el aire había un hálito de juventud que parecía exhalarse de la activa expansión de la savia nueva.
Contra lo que pudiera presumirse, don Fermín no cayó como un rayo sobre él. Sacó un inmenso pañuelo de yerbas para sonarse y replicó: No sé qué le diga a usted, D. Félix; ahora está toda la savia arriba y apenas ha caído flor... ¡Eso qué importa!... Los perales tienen la corteza dura, y los castaños y los nogales lo mismo dijo el escribano con creciente osadía.
Me diréis: ¿Y los extranjeros? ¿Y los que de fuera vienen, no dan a esa ciudad en petrificación ideas nuevas, nuevas costumbres, savia de vigor que transfundida en ese organismo le rejuvenezca y reviva? ¡Ay! No; el extranjero se aviene pronto al medio. Enriquece en pocos años, explotando a los villaverdinos, y se va a gozar a otra parte de los duros atesorados.
Sonríe Invierno. La humanidad imbécil con sus vítores saluda desde el mundo al año nuevo y la naturaleza inagotable le amamanta con savia de su seno.
Todos aman la gloria; unos por necio orgullo, otros soñando, en la mujer que adoran con locura; yo nó: si la victoria llego á alcanzar un dia de ventura, por tí será, que para tí la quiero. ¿Quién como tú podria merecerla? ¿Acaso no he bebido en tu seno purísimo la esencia de fé, de amor, de bien y sentimiento que nutre mi existencia y eleva con su savia el pensamiento? ¿Acaso no me han dado dolor bastante que mi canto inspire, tus lágrimas benditas? ¡Cuántas por culpa mia has derramado!... ¡Ah!
Palabra del Dia
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