Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de octubre de 2025


Rafaelito habíase disfrazado de clown, y con otros de su calaña ocupaba un carro de mudanzas, sobre cuya cubierta hacían diabluras y saludaban con palabras groseras a todas las muchachas que estaban a tiro de sus voces aflautadas. ¡Vaya unos chicos graciosos! El carruaje de doña Manuela llevaba escolta.

La gente comenzó a desfilar por delante de Leopoldina y la Albornoz, que, dejando estornudar a Fernandito y sin perder de vista su negocio, saludaban a diestro y siniestro a los innumerables conocidos que iban pasando. De pronto, Leopoldina tiró suavemente del vestido a Currita, diciéndole muy bajo: Mírala... ¡Esa es!...

Lo decían, : oíalo ella, no con los oídos, sino con los ojos, y aunque los huesos le dolían de cansada, corría a la acequia a llenar la regadera y bautizaba a aquellos pilluelos, que bajo la ducha saludaban agradecidos. Sus manos temblaban muchas veces al cortar el tallo de las flores.

Arremolinábase la gente al verlas pasar, las damas las saludaban con los pañuelos desde los coches, arrojándoles flores muchas de ellas, y una turba de gomosos a caballo trotaban a uno y otro estribo del coche, a guisa de caballerizos. De esta manera triunfal hizo Currita su entrada en la Castellana.

Nadie conocía su fatal propósito, y no obstante, todos temieron que Amaury fuese quizás a dirigir al mundo su último saludo como los antiguos gladiadores romanos saludaban al César con las famosas palabras: «¡Ave, César! ¡morituri te salutant

En los puertos del Trópico, los tripulantes, hastiados de bananas, piñas y aguacates, saludaban con entusiasmo la aparición de la gran sartén de arroz con bacalao y patatas ó de la cazuela de arroz al horno, con la dorada costra perforada por la cara roja de los garbanzos y el lomo negro de las morcillas.

Era el coche de las infantitas, que iban de paseo, o el del ministro de Estado que entraba. Deteníanse a ratos delante de los cristales de la habitación de doña Tula, porque desde dentro personas conocidas les saludaban con expresivo mover de manos.

Después que esas dos figuras saludaban al Rey y bajaban de sus carrozas, acudía el Tiempo á la escena, montando un águila dorada, y felicitaba al Rey por su aniversario; después se abrían tres árboles y dejaban ver unas ninfas, que rivalizaban por su parte en congratulaciones entusiastas.

Un sinnúmero de coches particulares y de berlinas de punto cubrían más abajo la ancha carretera, galopando en dirección a la plaza; y al través de ellos, dejándolos atrás en seguida, corrían desbocados los ómnibus, mientras los que iban encima, sin miedo a estrellarse, embriagados por la carrera vertiginosa, saludaban con gritos de alegría a los que iban dejando en pos de .

El ánimo de aquellos honrados sacerdotes estaba gastado por el roce continuo de los cánticos canónicos, como la mayor parte de los roquetes, mucetas y capas de que se despojaban para recobrar el manteo. Se notaba en el cabildo de Vetusta lo que es ordinario en muchas corporaciones: algunos señores prebendados no se hablaban; otros no se saludaban siquiera.

Palabra del Dia

pacificadoras

Otros Mirando