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Actualizado: 13 de junio de 2025


Se trabajaba allí de día y de noche sin reposo, bajo la dirección inmediata de don Anselmo, el alter ego de don Eleazar; un mozo español, de cuarenta años, sagaz, alerta y ladino para los negocios como un capeador para burlar el toro, y sin el cual rara vez don Eleazar celebraba conferencias sobre negocios delicados e importantes. Don Eleazar jamás se presentaba en teatros, bailes y paseos.

El orgullo. La exageracion del amor propio, la soberbia, no siempre se presenta con un mismo carácter. En los hombres de temple fuerte y de entendimiento sagaz, es orgullo; en los flojos y poco avisados, es vanidad. Ambos tienen un mismo objeto, pero emplean medios diferentes. El orgulloso sin vanidad, tiene la hipocresía de la virtud; el vanidoso tiene la franqueza de su debilidad.

Las palabras se ostentan de malicia: no cumplirá ninguno la que diere, aunque sepa chocar con la justicia. El que dice verdad, de honrado muere: quien no la dice es noble caballero, y de su vida su nobleza infiere. Llaman sagaz y sabio al que es fullero, y se tiene por gran sabiduría lo falso introducir por verdadero.

Un observador mas atento y mas sagaz, hubiera notado que ocurrian con frecuencia lances tan chistosos como suceden cuando se habla con un sordo que se empeña en contestar sin haber oido. La contradiccion que se nota en la misma relacion de Cheselden, confirma las anteriores conjeturas.

Quedaron los cristianos, como cuando Levanta un huracan muy espantoso Las olas en la mar, y bufando El viento con un impetu furioso: El piloto sagaz está temblando, Vencido del trabajo y temeroso: Mas viendo que el peligro está pasado, Veréisle presumir del esforzado.

Contra el hombre quedó Satan tan diestro Que si vencerle quiere con pujanza, Como viejo, sagaz y gran maestro, En una muger pone confianza; Y el caso que no puede muy siniestro, Por medio de muger puede y alcanza: De modo que de diez partes de males, Los nueve con muger causa cabales.

Huelgo de contar a V.M. estas niñerías para mostrar cuánta virtud sea saber los hombres subir siendo bajos, y dejarse bajar siendo altos cuánto vicio. Pues tornando al bueno de mi ciego y contando sus cosas, V.M. sepa que desde que Dios crió el mundo, ninguno formó más astuto ni sagaz.

Y era muy particular; estaba tan tranquila, sin pensar en semejante cosa, y por cualquier incidente, por una palabra sin interés o referencia trivial, le asaltaba la idea como un dardo arrojado de lejos por desconocida mano y que venía a clavársele en el cerebro. Era Jacinta observadora, prudente y sagaz.

Lo aprovechó para la carrera de Fermín: el canónigo comprendió que debía mirar al estudiante como a cosa suya; si Paula le consagraba la vida a él, él debía consagrar sus cuidados y su dinero y su influencia al hijo de Paula. Además, el mozo le enamoraba también; era tan discreto, tan sagaz como su madre y más amable, más suave en el trato.

Lo cierto es, que unas veces el entendimiento en una cosa remota ve con claridad la conexîon que tiene con las verdades primitivas, especialmente si es agudo, sagaz, y habituado á raciocinar, y al punto asiente, ó disiente á ella, como que tácitamente, y en un momento descubre todo el enlace de razonamientos con que se llega á los primeros principios: otras veces no ve tan de cerca esta conexîon, y entonces conviene pararse, y ir descubriendo el enlace de las verdades, para quedar asegurado.

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