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Actualizado: 26 de junio de 2025
De pronto, un sonido metálico, de mística vibración, suave como la voz de una mujer, cortó el aire, envolviendo los ruidos de la calle. Era para Ojeda la más amada de todas las visitas invisibles que venían a buscarles en su encierro amoroso. La campana de don Miguel murmuró tristemente una boca junto a su cuello.
Todos los del bagel se entretenian, Unos glosando pies dificultosos, Otros cantaban, otros componian. Otros de los tenidos por curiosos Referian sonetos, muchos hechos A diferentes casos amorosos. Otros alfeñicados y deshechos En puro azucar, con la voz süave, De su melifluidad muy satisfechos, En tono blando, sosegado y grave, Eglogas pastorales recitaban, En quien la gala y la agudeza cabe.
No siente el frío; al lado de los cristales de nieve circula libremente la savia en los tejidos de la delicada soldanela, que inclina sobre la nieve su corola de tan puro y suave matiz: cuando brilla el sol, de ella puede decirse mejor que de la palmera de los oasis que tiene el pie en el hielo y en el fuego la cabeza.
Era en su memoria una figura simpática y dulce, pero algo borrosa. Al pensar en él sólo veía una barba suave y algo clara como la suya, una frente calva, una sonrisa dulce y unos lentes que brillaban al inclinarse.
Suave claridad, compuesta de hacecillos brillantes y á la cual comunican entonación verde las hojas, llena los paseos y se mezcla con la sombra para producir una impresión de luz cenicienta, sin crudeza de matices, pero también sin obscuridad.
Hablaron todavía un buen rato en la terraza, donde, en medio de un suave crepúsculo, esparcían las madreselvas su penetrante perfume; después, ya casi completamente oscurecido y cuando comenzó a mostrarse la luna por encima de los bosques, levantóse Delaberge para despedirse y Simón Princetot hizo lo mismo. ¡Buenas noches, señores! dijo la señora Liénard.
Consiste en que D. José Salamanca no sabe amar con el amor de la imaginacion, con el amor del pensamiento, con el amor purísimo de la fe; don José Salamanca no puede amar con ese rescoldo suave que siente el alma, cuando contemplamos un cuadro sublime, como cuando vemos en un cielo azul, casi mojadas por la lluvia de la tempestad, las franjas encendidas del arco íris.
6 Por la mañana siembra tu simiente, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque tú no sabes cuál es lo mejor, si esto o lo otro, o si ambas son igualmente buenas. 7 Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol;
Su frente se arrugó fuertemente. Mira, déjalo, déjalo... Esperaremos que venga el médico dijo cogiéndola por la muñeca y apartándola suave, pero firmemente. Ventura le miró sorprendida. ¿Por qué? Por nada. Déjalo, déjalo replicó abrochándose de nuevo la camisa y tapándose con la ropa. Venturita se quedó con las tijeras en la mano mirándole fijamente, en actitud confusa.
JARIFA. No es justo que en el amor, Abindarráez, tan justo De hermanos, halles disgusto, Siendo el más limpio y mejor. Amor que celos no sabe, Amor que pena no tiene, A mayor perfeción viene, Y a ser más dulce y suave.
Palabra del Dia
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