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Actualizado: 24 de mayo de 2025
13 Y tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados, porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo [soy] el SE
Esparcidos por el recinto, unos sentados, otros de hinojos, estaban: el maestro de escuela, que era un joven rubio afeminado, con traje de labrador en día de fiesta; el escribano del lugar, que trabajaba toda la semana en Lada y venía los sábados por la tarde a pasar el domingo con su familia; rostro enjuto, nariz aguileña, aspecto de raposo; cierto caballero llamado D. Jaime, hijo del pueblo, que había llegado recientemente de América: color de aceituna, ojos pequeños y hundidos, enfermo del hígado, de cuarenta y cinco a cincuenta años de edad; el sacristán y otras dos o tres personas, que por su aspecto representaban la transición entre el labrador y el caballero.
Y la mujerona, que tenía cierto afecto á los tres hijos de Batiste porque pagaban todos los sábados, agarró de una mano al «señor de Borrull», el cual salió de la escuela balanceándose sobre las tiernas piernecitas, llorando todavía del susto y enseñando algo más que el faldón por la abertura trasera de los calzones.
Pues sí que la tengo, Salesas, 60, principal.... Es decir, la tiene el casero.... Pero le pago, lo que no harán seguramente todos tus inquilinos. Perdone usted, Pinedo; no le había visto.... Y también tengo mis sábados ... y no hay tanto calor como aquí ¡uf! y doy chocolate y té, y conversación y todo ... lo mismo que aquí.
Art. 4.° Que respeten á los mayores y que estos hagan entrar á sus hijos en las escuelas; haciéndoles rezar á los solteros y solteras el rosario en los sábados, y que no permitan los caudillos de los barrios, permanezcan en las sementeras, los sexagenarios y las preñadas. Art. 5.° Prevengo en este artículo el que no se deshonre al prójimo, y que sus infractores serán remitidos al Juzgado.
Cinco blancas de carne era su ordinario para comer y cenar. Verdad es que partía comigo del caldo, que de la carne, ¡tan blanco el ojo!, sino un poco de pan y ¡pluguiera a Dios que me demediara! Los sábados cómense en esta tierra cabezas de carnero, y enviábame por una, que costaba tres maravedís.
Al pié del edificio una banda militar ejecuta todos los sábados escogidas piezas de música. Inútil es añadir que para que nada falte, dentro del palacio hay un hotel, abundantemente surtido, con su correspondiente cocina inglesa.
Los indios que aun no estaban bautizados de dirigian en tumulto á oir los sermones diarios de los misioneros; y los que ya lo estaban, asistian puntualmente á la misa en los dias de fiesta, y alguna vez en los ordinarios, particularmente los sábados para cantar y rezar en coro mañana y tarde, ya en español, ya en moxo.
Llegó a regentar una imprenta en la que se tiraban varios periódicos que nadie leía; pero los sábados, apenas terminado su trabajo, cambiaba de traje y corría a Tetuán, adonde estaban sus aficiones, dedicándose a la caza con los dañadores de más fama, como si tirase de él una influencia ancestral, una herencia de sus antepasados.
Como hemos dicho, tenía la costumbre de ir a casa del conde de Mengis los martes, jueves y sábados, para acompañarle a visitar a Antoñita; costumbre que había acabado por hacerse muy agradable a la anciana condesa. Amaury recibiole no solamente con frialdad, sino con altanería.
Palabra del Dia
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