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Actualizado: 17 de junio de 2025


En su reinado resplandeció con gloria la caballería romántica, y se realzó su brillo con la institución de la orden de la Banda, cuyos estatutos obligaban á todos los nobles . Torneos y magníficas fiestas se sucedían sin interrupción en la corte de este monarca. A pesar de esto, no se halla noticia alguna de su reinado, relativa á los progresos que le debiera el drama propiamente dicho.

Es quizás en la elección de estas direcciones donde se ha manifestado la división de las dos escuelas que se llaman clásica y romántica, bien que al principio las dos hayan también sido románticas y hayan de convertirse en resultado tan clásica la una como la otra.

Y en un sublime exceso de su amor inmortal, mi madre fué la única mujer que un sacro beso depositó en las ruinas de mi carne mortal. De la Laguna, como Rizal y Cánon. Nació el 15 de Mayo de 1890. Interno con jesuítas y dominicos, se graduó de perito mercantil. En talante de poeta, tuvo una primera juventud inquieta y romántica, aunque al fin le sujetaron las realidades de la vida.

El caso es que luego se descubre que la madre no es madre; no; el padre es el que no es padre; pero hay un veneno, y luego viene el otro, y el hijo o la madre matan al padre o al hijo. ¡Hombre! Eso debe ser de mucho efecto. ¡Ya lo creo! Y hay una tempestad y una decoración obscura, tétrica, romántica... en fin, con decirle a usted que la dama ayer en el ensayo no podía seguir hablando. ¡Ui!

Lionel recitaba versos, estaba más enterado que Mina de las cosas literarias, y ella acabó por admirarle como un espíritu delicado, como un «alma romántica», capaz de llenar de poesía la existencia de una mujer. Además, era «El rey de las praderas», el atleta irresistible que ningún hombre podía domeñar. Una visita inesperada perturbó esta existencia idílica.

Esa chica que acabo de saludar es sevillana y muy amiga de la que va a ser tu mamá... ¡muy romántica! ¡muy espiritual!... No tiene una peseta, ¿sabes?... Si va en coche, es porque la convidan las amigas... De eso hay mucho en Madrid, chico... ¡Te digo que a este caballo le han estropeado la boca! ¡Ese Pedro!... ¡ese Pedro!... No cómo tu padre se ha encaprichado por él... yo le había recomendado otro magnífico que había sido muchos años de Villamejor, pero no me ha hecho caso, y ha preferido ese bruto...

«La romántica» no existía para él. Cuando más, le dedicaba un bufido irónico al verla erguida en la puerta á la hora del atardecer contemplando el horizonte, ensangrentado por la muerte del sol, con un codo en el quicio y una mejilla en una mano, imitando la actitud de cierta dama blanca que había visto en un cromo esperando la llegada del caballero de los ensueños.

Si hubiera existido en el período algún otro Lope ó Calderón, se dice, hubiera reanimado la antigua llama de sus cenizas, contribuído á que la forma romántica del drama triunfase de nuevo, y á desvanecer y á hundir en el polvo los áridos preceptos de esa crítica.

Doña Pepita era la causante de la desdichada aventura. A ella se le ocurrió ir a Villabona, para ver a su hijo, que le habían dicho que se encontraba herido en este pueblo. Afortunadamente, la noticia era falsa. Doña Pepita, la madre de Rosita, era una señora romántica, con unas ideas absurdas.

En cuanto se alejaron un poco del sitio de la Nozaleda comenzaron los cánticos. Esto es lo que caracteriza la vuelta de las romerías en aquella región. Las artesanas de Sarrió se precían de tener buena voz, y hacen bien. Generalmente la emprenden con alguna canción romántica, una melodía tendida y quejumbrosa, buscando armónico acompañamiento por medio de la segunda voz en terceras.

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