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Actualizado: 17 de junio de 2025
Puede asegurarse que si éste no fué el único creador de la escuela romántica, fué por lo menos el que expuso y defendió sus principios con más talento, con más elocuencia y con mejor éxito. Las ideas estéticas de Schack son, pues, también románticas, y con ese criterio juzga las producciones de nuestros ingenios.
La absurda inteligencia de la poética de Aristóteles, y la crítica, tan absurda como ella, de la poesía romántica con sujeción á reglas, inaplicables á la misma por completo, es tan antigua como la literatura moderna.
Doña Luisa iba á buscarla después en el retiro de su habitación, creyéndola necesitada de consuelo por vivir lejos de los suyos. «La romántica» no mantenía su digno silencio ante esta hermana que siempre había acatado su instrucción superior.
Aquella había sido la época romántica de su existencia. ¡Luchar por formas de gobierno!... En el mundo había algo más. Y Salvatierra recordaba su desilusión en la corta República del 73, que nada pudo hacer, ni de nada sirvió. Sus compañeros de la Asamblea, que cada semana tumbaban un gobierno y creaban otro para entretenerse, habían querido hacerle ministro. ¿Ministro él? ¿Y para qué?
Eran ya cerca de las nueve cuando la señora Gibbons, la anciana ama de llaves, nos recibió, con los ojos llenos de lágrimas por la muerte de su señor, y entramos en el gran hall revestido con entrepaños de roble, en el cual se veían la espada y el retrato del valeroso caballero, capitán Enrique Baddesley, de quien todavía se recordaba allí una romántica historia.
Mi general, que tenía un alma puerilmente romántica, se mostraba orgulloso de haber vencido á varios compañeros de profesión.
Los fugitivos le buscaron en una de sus visitas á la capital, implorando su protección. «La romántica» lloraba, afirmando que sólo su cuñado, «el hombre más caballero del mundo», podía salvarla. Karl le miró como un perro fiel que se confía á su amo. Estas entrevistas se repitieron en todos sus viajes.
En un grupo se jugaba a las cartas, en otro se decía un romance de héroes o de santos, en este algunos cantaores echaban al vuelo las más románticas endechas de la tierra, pues desde entonces era romántica Andalucía; en aquel se narraban cuentos de brujas, y en algunos, finalmente, se dormía sin inquietud por el día venidero.
Escúcheme, repitió ella con modo afectuoso, casi tierno, yo no merezco su cariño... Yo, Muñoz... Ah, esta será la escenita romántica, interrumpió él con una sonrisa de sarcasmo. Yo no puedo querer, ahí está toda la complicación, todo lo indescifrable. No busque otra causa. No es verdad que yo quiera a otro... ¡No es verdad que quiere a Julio! No, no, continuó ella cada vez más agitada.
Estaba triste y orgulloso al mismo tiempo por esta aventura romántica que florecía inesperadamente en la existencia utilitaria y monótona de la familia. ¡Un muchacho que tenía un porvenir tan grande en la fábrica de su padre!... A continuación hacía el relato, con voz insegura y ojos húmedos, de las hazañas de su primogénito: herido en Champaña; dos citaciones y Cruz de Guerra. ¿Quién hubiese imaginado que podía ser un héroe?... Ahora su batallón estaba en Salónica, después de batirse en los Dardanelos.
Palabra del Dia
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