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Actualizado: 26 de julio de 2025


Aquel día, con más sentimientos religiosos que de ordinario, antes de ir a la iglesia adonde pensaba ir y oír misa, abrió el cuadro del Cristo, se arrodilló delante de él y se puso a rezar con devoción grandísima. Había dicho a su doncella que no entrase hasta que ella llamara. Doña Luz se creía completamente sola.

Petra dijo que doña Ana parecía otra: ¡qué alegre! ¡qué revoltosa! nada de encerrarse en la capilla horas y horas, nada de rezar siglos y siglos, nada de leer a su Santa Teresa eternidades.... Vamos, era otra. ¿Y salud? Como un roble. ¿El señorito Paco vino? preguntó de repente De Pas. , señor, hará un cuarto de hora.

Aquí no podemos llevarnos las manos á la cabeza, aquí no se puede decir el Padre nuestro, aquí no se puede ni rezar, sin tener que hacer frente al dichoso franco. Odio esta palabra, ¡Qué sujeto tan descortés! ¡Qué persona tan atribulada y tan agresiva!

Pues aunque supiera que mi mamá estaba en vela toda la noche... adiós... me voy a cenar y a rezar el rosario. Dentro de hora y media estaré allá... Tunante, diré a Presentación que te he visto. ¡Qué contenta se va a poner! Ahora mismo marcharé allá... ¿Está usted libre esta noche? Libre, y a la orden de usted. Será algo tarde cuando yo necesite de su auxilio. ¿Dónde nos encontraremos?

Quedose Tirso un rato solo en el comedor, pensativo e inmóvil: la lámpara, espirante, despidió de pronto dos o tres chispas de la mecha, ya seca; el temblor de la luz hizo que en la pared se agitara convulsamente la sombra del cura, y entonces él, buscando casi a tientas la puerta de su alcoba, encendió una bujía y, tras rezar sus oraciones, se acostó; pero tardó mucho en dormirse.

Recibió luego la señora muchas visitas, comió con el señor cacoquimio, el muchacho pianista, la marquesa de San Salomó, el apoderado de la casa y dos personas más, y retirose a su alcoba después de rezar mucho. Empleó casi todo el día siguiente en devolver visitas y se encerró a las cuatro. No quería recibir a nadie. Deseaba estar sola.

Y cuando dábamos sacramento a los enfermos, especialmente la extrema unción, como manda el clérigo rezar a los que están allí, yo cierto no era el postrero de la oracion, y con todo mi corazón y buena voluntad rogaba al Señor, no que la echase a la parte que más servido fuese, como se suele decir, mas que le llevase de aqueste mundo.

En vano forzaba a sus labios a rezar por aquellos dos seres queridos que en adelante no serían más que uno para ella... ¡Trabajo inútil!

De Dios, pues si encontráramos españoles, estos, sin sacerdotes tantos años, estarán con muchos errores en la y las costumbres, como el pueblo de las 400 casas, que dice el clerigo agradecido Ordoñez, que encontró hácia Filipinas, de un navio que habia naufragado 70 años antes, que tenian su cabildo é iglesia, á donde iban á rezar todos los dias de fiesta en lugar de misa, por no tener sacerdotes.

Que las haga rezar cuanto quiera; por , hasta que chupen las cuentas del rosario, pero armar aquí peleas por defender a los curas trabucaires, malgastar dinero en novenas y desatender a papá por vestir al niño Jesús, lo que es eso... ¡de ningún modo

Palabra del Dia

malignas

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