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Actualizado: 26 de julio de 2025
El maestro le daria al aprendiz de comer, beber, vestir, casa y lecho, enseñándole á rezar y á decir oraciones bien y cumplidamente. Lunes 14 Septbre. 1495 .
Creo que el lenguaje humano no tiene palabras para demostrar los misterios, y el pensamiento de poner mi ignorancia enfrente de la sabiduría y la ciencia de mi padre me parece un orgullo insoportable. Y, sin embargo, ¿es bastante rezar en el secreto de mi corazón? ¿Es bastante? Dígamelo usted, mi buen señor cura. Máximo a su hermano. 6 de octubre.
Ea, pues, manos a la obra: venid a mi memoria, cosas de Amadís, y enseñadme por dónde tengo de comenzar a imitaros. Mas ya sé que lo más que él hizo fue rezar y encomendarse a Dios; pero, ¿qué haré de rosario, que no le tengo?
Me haría usted, D.ª Rafaela, un favor inmenso, que no olvidaría jamás, si la encomendase a Dios en sus oraciones. Con todo mi corazón. Pierda usted cuidado. No dejaré un día de rezar por ella y en el aniversario confesaré y comulgaré por su intención. ¡Oh, señora, eso es demasiado! exclamó Llot abrumado por tanto favor. Eso no significa nada. Ya sabe que yo me confieso cada ocho días.
En una de estas salidas, un viernes por la tarde, Gallardo, que iba camino de la calle de las Sierpes, sintió deseos de entrar en la parroquia de San Lorenzo. En la plazuela alineábanse lujosos carruajes. Lo mejor de la ciudad iba en este día a rezar a la milagrosa imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
Conoció la magnanimidad de los inmensos dolores; hizo sus dádivas como una madre que, al rezar por su hijo desahuciado, reza por los demás enfermos, creyendo que con esta generosidad serán mejor atendidas sus súplicas. Además, ¡la duda cruel!... Los empleados, al tomar sus paquetes, sonreían tristemente. Era casi seguro que se los apropiarían los guardianes.
Cinco minutos harían que Paulina dirigía al cura señas desesperadas; que éste se obstinaba en no comprender, tanto, que la pobre mujer, reuniendo todo su valor, dijo al fin: Señor cura, son las siete y cuarto. ¡Las siete y cuarto! ¡Oh! señoras, dispensadme, pero esta tarde tengo que rezar el oficio del mes de María. ¿El mes de María va a principiar en seguida? Sí, en seguida.
Y Aresti pensaba en la pobreza humana que resurge siempre ante las catástrofes ciegas de la naturaleza; en la fe que siente el hombre por lo maravilloso apenas ve en peligro su existencia. Goicochea había cesado de rezar y, acercándose al doctor, hablábale al oído con la satisfacción del que muestra las bellezas de su propia casa.
Ya lo creo. ¿No es bastante rezar una vez? Si es usted una perfecta santa. ¿No le parece á usted que es bastante una vez? preguntó Paula con mucha, ansiedad. Sí; y debe usted tratar de reponerse. ¿Cómo ha dicho usted, Clarita? ¿Reponerme? Veo que sabe usted dar muy buenos consejos. Reponerse, sí ... Distraerse un poco.... Salir....
No nos hablamos ahora. Hace días tuvimos una cuestión. En fin, antes que acudir a mi hermana, iré a Su Majestad, me echaré a sus pies... Sí, sí, seguramente... es lo mejor. No, no, no... Creo que de aquí a mañana me moriré de dolor. ¿Está abierta la capilla? Voy a rezar un rato, a ver si el Señor me ilumina... Adiós, adiós... Volveré mañana, a ver, a ver si hay alguna esperanza.
Palabra del Dia
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