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Actualizado: 26 de julio de 2025


Abriéronlo algunos de los circunstantes, y todos los demás se agruparon en derredor para ver las facciones de la muerta: era una niña como de diez años, coronada de flores, las manecitas cruzadas en actitud de rezar no se sabe qué y semejante á un ángel de cera, tan bonito y puro, que al verle todos se admiraban de que se hubiera tomado el trabajo de vivir.

También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa, porque me tenía mandado que en yéndose el que la mandaba rezar, le tirase por el cabo del capuz. Yo así lo hacía. Luego él tornaba a dar voces, diciendo: "¿Mandan rezar tal y tal oración?", como suelen decir.

Sentose en un sillón junto a la mesa, y cruzando las manos empezó a llorar y a rezar, derramando su vista por todos los objetos de la estancia, los muebles y cortinas, y fijándola en algunos con la saña que a veces emplea contra misma el alma dolorida.

Después se puso a rezar por lo bajo; y a medida que se le calmaban las angustias iba cerrando los ojos, hasta que acabó por quedarse dormido; y así dormitando y despertando a cada instante, pasó mucho tiempo.

Señores, no soy nada entendido en mujeres, pero no en vano soy criador; muy bien cuánto cuesta conseguir un ejemplar acabado de cualquier especie que sea; cuando uno se encuentra frente a un ser tan perfecto, no hay más que hacer que juntar las manos y rezar: «¡Dios mío! yo te agradezco que hayas puesto en el mundo seres semejantes; mientras existan cuerpos así aquí abajo, no debemos desesperar de las almas...»

Salimos hasta el principio de la cuesta, y allí, en una sabanita, nos detuvimos. Abrió papá el breviario y se puso a rezar maitines. Yo me fui a lo largo de una milpa.

Viene a Tablanca para ofrecerle a usted personalmente toda la amistad y respeto que le merecieron las virtudes de don Celso, y a rezar por su alma en los funerales de hoy.

Pensamiento equivocado. ¿Cómo medir con la ligera copa que el labio apura en solo un movimiento la inmensidad del mar?... ¡Y solicito medir con el pigmeo pensamiento la idea sin igual del infinito!... Ora pro nobis. á rezar, hija mia.

El P. Gil recibió la absolución, prometiendo no ser más demente ni idiota; así juzgaba don Restituto al que dudaba de las verdades reveladas por angélico ministerio. Poco después de besar aquella mano no bien purgada de la sangre del becerro, y cuando se hubo levantado para rezar ante un altar la penitencia, nuestro presbítero se sintió indispuesto.

Además añadió la Roubinet mirando a Francisca con intención, al rezar a nuestro gran patriarca cuide usted de conservar su gracia y su humor apacible: Con la sonrisa en los labios Y con la gracia en los ojos La virtud es aún más bella... Bonitos versos dijo la abuela. ¿De quién son? De uno de mis autores favoritos respondió la Roubinet muy contenta por haber hecho efecto. Son de Laprade.

Palabra del Dia

malignas

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