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Actualizado: 5 de junio de 2025
Diéron ámbos campeones repetidas vueltas y revueltas con tanta ligereza, asentáronse y esquiváron tales botes con las lanzas, y tan fuertes se mantenian en sus estribos, que todos, ménos la reyna, deseaban que hubiese dos reyes en Babilonia.
Llegó el ilustre prófugo á la cima de un collado de donde se descubria á Babilonia, y clavando los ojos en el palacio de la reyna se cayó desmayado. Quando recobró el sentido, vertió abundante llanto, invocando la muerte.
Su marido mató al músico; y luego su buena amiga y pariente, la reyna Isabel, que se decia doncella, le mandó cortar la cabeza en un cadahalso colgado de luto, después de haberla tenido diez y ocho años presa. ¡Cruel suceso! respondió la señora; y se entregó de nuevo á su afliccion. Bien habréis oido mentar, siguió el consolador, á la hermosa Juana de Nápoles, que fué presa y ahorcada.
Teneis razon, replicó el primer eunuco. Es una perra fina muy chiquita, continuó Zadig, que ha parido poco ha, coxa del pié izquierdo delantero, y que tiene las orejas muy largas. ¿Con que la habeis visto? dixo el primer eunuco fuera de sí. No por cierto, respondió Zadig; ni la he visto, ni sabia que la reyna tuviese perra ninguna.
Faltóle la paciencia, y desvió á sablazos el populacho que se atrevió á denostarle; pero no sabia que hacerse, no pudiendo ni ver á la reyna, ni reclamar las armas blancas que esta le habia enviado, por no aventurar su reputacion: y miéntras que estaba Astarte sumida en un piélago de dolor, fluctuaba él entre furores y zozobras.
Vna cabeça de un hombre, baçiada de çera. Dos cajones de madera con unas plantas de papel de la Villa de Madrid. Vn cupidito de marmol sobre una almohada. Vn Retrato de la S.ra Infanta Reyna de vngría. Seis marcos de éuano verde, ondeados, de bara y tercia de largo. Otros dos marcos dorados, pequeños. Vna peaña de caoba y éuano. Ocho pies de yerro de morillos, forma de culebras.
Quedáronse pasmados todos los jueces con el profundo y sagaz tino de Zadig, y llegó la noticia al rey y la reyna. En antesalas, salas, y gabinetes no se hablaba mas que de Zadig, y el rey mandó que se le restituyese la multa de quatrocientas onzas de oro á que habia sido sentenciado, puesto que no pocos magos eran de dictámen de quemarle como hechicero.
S. m. llegó el mismo día y la Reyna le salió a recibir a La casa del Campo y desde allí fueron a n.ª S.ª de Atocha. La Reyna esta muy linda y el príncipe n.º S.r El miércoles pasado hubo toros en la plaza mayor, pero sin cavalleros, con que fue una fiesta simple y nos acordamos de la de Valladolid.
No es posible tratar aquí individualmente de todos los Escritores, que siendo de imaginacion hinchada, muestran tener poco juicio, porque son innumerables, y hoy mas que nunca reyna la moda de querer los hombres parecer sabios, amontonando citas y noticias, aunque sean inútiles y vulgares. Propondré dos solamente, y así se podrá formar juicio de los demas.
En todo este tiempo no se permitia á la reyna comunicar con nadie: solo se le daba licencia para que asistiera á los juegos cubierta de un velo; pero no se le consentia hablar con ninguno de los pretendientes, porque no hubiese injusticia ni valimiento. Este aviso daba Astarte á su amante, esperando que acreditada por ella mas valor y discrecion que nadie.
Palabra del Dia
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