United States or Niue ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al separarme yo de mis compañeros, el ministro de la Guerra había dado las órdenes necesarias, y el orden estaba restablecido completamente. Pero no puedo comprender que se amotinara todo un pueblo para atropellar á un solo hombre. ¿No sería que en esa casa se reunían muchos de los que el pueblo odia? De cualquier modo que sea, es preciso un pronto castigo.

En otro frontero a él, donde la marquesa permanecía más de continuo, arrellanada en un sillón junto a la chimenea, se reunían los íntimos del marqués, desde luego, y poco a poco los aburridos de las demás secciones, que acudían al calorcillo de los debates que sustentaban los personajes de la política, y a la golosina del chiste, más o menos culto, de algunas damas de mucha correa, y de otros tantos galanes de buena sombra.

¡Mi hija!... ¡grañí de mis entrañas! ¡Qué disgusto nos has dao! La abrazaba, dándola ruidosos besos, y su pobre mujer no lloraba menos, pero era de gozo, viendo terminado por el momento el período de las palizas. La muchacha volvíase a la casa del novio, y allí permanecía hasta la boda, que tardaba seis, ocho o diez meses, mientras los padres reunían dinero para la costosa ceremonia.

Por las tardes se reunían en su casa los admiradores de su ciencia histórica: varios señores retirados de la magistratura, del comercio ó de las armas, que en vez de entretenerse coleccionando sellos, se habían dedicado á la arqueología provincial.

La corriente magnética sólo existía entre el Padre y las pocas personas que hemos nombrado ya, y que, durante todo el invierno de 1860 a 1861, se reunían, sin faltar apenas una noche, en torno del hogar de D. Acisclo, en la cocina de los señores, que dejamos descrita.

Únicamente las personas de distinción continuaban en sus casas ó se reunían en aristocráticas tertulias, para no mezclarse con la gente popular. El resto del vecindario acudía á la peregrinación patriótica, y hasta los hombres se agregaban á la fiesta, sin acordarse de que la inventora de los rayos negros había sido su peor enemigo.

Profundamente irritado por esta dilación, que hería vivamente su orgullo español, el Duque, al salir del palacio real, entró para desayunarse en un café, donde se reunían gran número de señores a tomar chocolate y leer los papeles públicos. De pie, junto al brasero, había colocado un hombre que se quejaba en alta voz del ministro y de los cortesanos.

Figuraba el gacetillero que don Rosendo llevaba al Duque al Saloncillo y le iba presentando uno por uno los hombres más notables que allí se reunían. Con tal motivo se hacía innoble chacota de don Rudesindo, don Feliciano Gómez, Alvaro Peña, don Rufo, Navarro y otras respetabilísimas personas.

Sintió de pronto un estremecimiento á lo largo de su espalda: la misma sensación indefinible que le avisaba la presencia de ella cuando se reunían en un jardín de París. Margarita iba á presentarse de repente como las otras veces, sin que él supiera ciertamente de dónde salía, como si emergiese de la tierra ó descendiese de las nubes.

Había motivos para sospechar que aquella G... era cierta Gumersinda, esposa de un comerciante de harinas, mujer notable por la abundancia de carnes, que la hacían caminar con dificultad. Periquito amaba a las casadas y a las gordas. Cuando estas dos preciosas cualidades se reunían dichosamente en un ser, su pasión no tenía límites. Y tal era el caso presente.