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Actualizado: 12 de mayo de 2025


Con esto se acabaron las preguntas y las respuestas, pero no se acabó la admiración en que todos quedaron, excepto los dos amigos de don Antonio, que el caso sabían.

Verás los libres de los Filósofos con toda su pompa ¡quán pequeños son al lado de este! ¿Puede ser que un libro que al mismo tiempo es tan sublime y tan simple, sea obra de los hombres? ¿Puede suceder que aquel de quien habla esta Historia no sea mas que un hombre? ¿Es este el lenguage de un entusiasta, ó de un ambicioso sectario? ¡Quánta dulzura, quánta pureza en sus costumbres! ¡quánta gracia penetrante en sus instrucciones! ¡quánta elevacion en sus máxîmas! ¡quán profunda es la sabiduría de sus discursos! ¡qué juicio tan firme, qué delicadeza, qué exâctitud en sus respuestas! ¡quánto dominio sobre sus pasiones!

Recuerdo como pronunciadas las palabras que soñé para dichas por ella junto a mi oído; la imaginación se finge las amorosas respuestas, la memoria quiere engañarse a sabiendas, y los antojos de la fantasía se confunden con las reminiscencias de la realidad.... Ya no tendré estímulo para el bien, ni energía contra el mal.

La reserva misma de mis respuestas, despertó la curiosidad de la señora de Laroque, que me oprimía á preguntas, y que se dignó muy luego comunicarme ella misma, sus impresiones, sus recuerdos y sus entusiasmos de viaje.

Hízose fiscalizadora, reparona, entrometida, y unas veces con dulzura, otras con aspereza que le costaba trabajo fingir, tomaba razón de todos los actos del joven, tundiéndole a preguntas: «¿A dónde vas con ese cuerpo?... ¿De dónde vienes ahora?... ¿Por qué entraste anoche a las tres de la mañana?... ¿En qué has gastado los mil reales que ayer te di?... A ver, ¿qué significa este perfume que se te ha pegado a la cara?...». Daba sus descargos el delincuente como podía, fatigando su imaginación para procurarse respuestas que tuvieran visos de lógica, aunque estos fueran como fulgor de relámpago.

No podía yo interrumpirla ni dejarla y tenía la frente bañada en un sudor de impaciencia al pensar que cualquiera podía entrar en la biblioteca, hojear el libro y dar con el sobre misterioso, cuya presencia sería difícil de explicar. Dudo que mis respuestas a la Marquesa le dieran una alta idea de mi inteligencia. La llegada del me arrancó de aquel suplicio.

»Con lo cual y una forzada sonrisa, el correspondiente ademán y la disculpa de que me llamaban desde la sala, escapeme del gabinete sin estudiar con los ojos la impresión que mis respuestas habían causado en las profundidades del banquero.

La sencillez de su trato, la dulzura de sus palabras, aquella sonrisa espontánea, reflejo de un carácter recto, transparente y sin dobleces, cautivaban á unos hombres habituados á la voz imperiosa de los contramaestres y á las respuestas altivas de los escribientes de la dirección. Vivía como un obrero en una casa del Desierto.

Acosó a Nieves a preguntas sobre una multitud de cosas traídas por los cabellos, y las respuestas fueron siempre al caso; pero... pero aquel tonillo de voz, aquel reír a veces sin venir a pelo, o aquella seriedad marmórea cuando estaba indicada la risa... Nada resultaba natural; todo, todo era pegadizo y contrahecho allí... Nieves no había sido nunca aquello.

Algunas veces, esto entre nosotras, he escrito a un periódico para obtener informes... Ese periódico se llama «Preguntas y Respuestas». Inserta las preguntas que se le envían, y entre sus lectores o lectoras, hay siempre personas de buena voluntad que dan una respuesta cualquiera... ¿Quiere usted que trate de tener lo que desea en su lugar?... , pero ¿cómo? dije interesada.

Palabra del Dia

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