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Actualizado: 18 de octubre de 2025


El sorprendido y cerril amante, que entre las carcajadas de la gente no veía más que con sus celos y al través del ignominioso tinte de su cara, en lugar de echar al garrote la panoja que tenía entre las manos, la arrojó furioso hacia su rival; pero éste tenía la cabeza más dura que la panoja, y habiéndola recibido cerca del occipital, resbalando sobre él el proyectil fué á parar á las narices del forastero, que estaba sentado, un poco más atrás y en la misma dirección.

Empujado por las masas con que le alimenta continuamente la nieve superior, el ventisquero sigue resbalando sobre el fondo, tanto si la pendiente es muy suave, como si lo forma una sucesión de precipicios. Sin embargo, como el hielo no tiene la flexibilidad ni la fluidez del agua, verifica con una especie de bárbara torpeza todos los movimientos que le impone la naturaleza del suelo.

Llegado á estos parajes que fueron antes dominios del mar, el río, gradualmente contenido, se extiende cada vez más y se hace menos profundo. Por fin, se aproxima al mar, y sus aguas dulces, resbalando tranquilas, van á chocar contra las ondas espumosas de agua salada que se agitan con estruendo continuo.

El cochero ha dejado la fusta, no lleva más que un cuchillo en la mano, dispuesto á cortar las riendas si los caballos, enloquecidos por el terror ó resbalando por un talud de nieve, llegasen á caer por el precipicio abajo. Terrible es la situación del caminante desdichado, cuando, al atravesar las nieves lentamente, le sorprende de pronto una tempestad.

Vagaba á la sombra de los árboles, resbalando sobre el fresco césped, cuando vió que se acercaba una pastora, guiando dos docenas de ovejas con alguno que otro cordero, y un perro que le servía de custodia y compañía. La pastora se ocupaba, andando, en tejer una corona de flores que traía en la falda, y era tanta su hermosura, donaire y elegancia, que la pluma se quedó absorta.

, ... no puede ser tan hermosa manifestó el ciego, poniéndose pálido y revelando la mayor angustia . Nela, amiga de mi corazón; ¿no sabes lo que mi padre me ha dicho anoche?... Que si recobro la vista me casaré con Florentina. La Nela no respondió nada. Sus lágrimas silenciosas corrían sin cesar, resbalando por su tostado rostro y goteando sobre sus manos.

Tendremos que orzar muy pronto y en cuanto lo intente empezará el pobre Galeón á embarcar agua. ¡Que llamen enseguida á Sir Oliver! gritó el barón. Poco después llegaba á popa el obeso caballero, resbalando á cada paso, agarrándose á la borda, á las drizas y á cuanto se le ponía á mano, abotargado el rostro y maldiciendo su suerte.

Palabra del Dia

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