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Actualizado: 22 de junio de 2025


Ayer tuviste que tomar la mitad de tu género al fiado.... Además, en una semana parece que hayas vivido varios años. Pero después de la cuerda reprimenda, volvió á sonreir con su eterna sonrisa de duda. En fin, ¡si eso te divierte!... ¡Si encuentras en ello tu felicidad!... La vieja marchó apresuradamente hacia el cinema, á pesar de sus piernas entumecidas que casi se negaban á sostenerla.

A cada movimiento ó travesura que pueda ensuciar el traje, un pellizco, una reprimenda; así es que ni rien ni estan alegres y se lee en los redondos ojos la nostalgia por la vieja camisola de todos los días y la protesta contra tanto bordado.

Entró Barbarita y miró alarmada a su hijo, pero antes de tomar ninguna disposición, echole una buena reprimenda porque no se recataba del crudísimo viento seco del Norte que en aquellos días reinaba. Juan entonces se puso a tiritar, dando diente con diente. El frío que le acometió fue tan intenso que las palabras de queja salían de sus labios como pulverizadas.

Algo desconcertada por esta especie de reprimenda, me coloqué el sombrero en la cabeza, no sin comprobar que un viaje en un bolsillo era muy poco higiénico para tal producto de la industria humana. Tocome en seguida despedirme de Juan y de Petrilla. Ah, señorita díjome Petrilla, siento tanto dejaros, como sentiría si dejase la mejor de mis vacas. ¡Mil gracias! repúsele entre risa y lloro.

Yo no me atrevo a tanto, porque alguna religión hay que tener; pero tampoco me gustan las exageraciones. Lo triste sería que tu padre tuviese algún disgusto por culpa de tu hermano. Adiós, orgulloso mío, no te quejarás de la reprimenda, ni de que escribo poco. Tuya, siempre, siempre, »Como si lo viera.

Y si hubierais tenido fija la mirada en vuestras sandalias, ¿cómo ver las sonrisas y mohines de aquel demonio disfrazado de mujer? ¡Á vuestras celdas, falsos hermanos, á pan y agua hasta el próximo domingo, con dobles laudes y maitines para que aprendáis á obedecer las leyes que nos rigen! Ambrosio y Porfirio, atemorizados ante aquella inesperada reprimenda, cayeron temblando en sus asientos.

Poco tiempo iba transcurrido desde la severa reprimenda, cuando una tarde, mientras Julián leía tranquilamente la Guía de Pecadores, sintió entrar a Sabel y notó, sin levantar la cabeza, que algo arreglaba en el cuarto. De pronto oyó un golpe, como caída de persona contra algún mueble, y vio a la moza recostada en la cama, despidiendo lastimeros ayes y hondos suspiros.

Al sonar cercanos los ecos de la banda se abrieron algunos balcones, asomándose las muchachas privadas de salir, los ancianos y niños faltos de quien les llevase a paseo, y por las bocacalles inmediatas vinieron a escape enjambres de chicos, que con gran algazara y vocerío corrían unos a ponerse junto a la escuadra de gastadores, otros a rodear la charanga, acompañándola buen trecho, hasta que al cabo de un rato se volvían hacia sus casas, temerosos de reprimenda o paliza.

Lo peor y más trágico del caso es que el padre se ha enterado de que hay un galán que corteja á la niña, y se enfurece de tal modo, que si le coge, le parte la cabeza en dos con su espada toledana. Cuenta al Rey lo que pasa; la Reina le echa fuerte reprimenda á nuestra heroína, y todos convienen en que el galán aquél es un majagranzas, que no merece ni descalzarle el chapín á la doncella.

Me incomodan, me aburren, me impacientan... ¡Mirad, ahí va el resto! Envié cinco de una vez, cerré la ventana de pronto y dejé al señor de Pavol refunfuñando contra las sobrinas y sus caprichos. A la noche me sermoneó, pero le escuché con la mayor impasibilidad, pues en medio de mis graves preocupaciones, aquella mísera reprimenda era un globo de jabón que estallaba sobre mi cabeza.

Palabra del Dia

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