Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
Estaba otra vez un gaucho respondiendo a los cargos que se le hacían por un robo; Facundo le interrumpe diciendo: «Ya este pícaro está mintiendo; ¡a ver... cien azotes...!» Cuando el reo hubo salido, Quiroga dijo a alguno que se hallaba presente: «Vea, patrón; cuando un gaucho al hablar esté haciendo marcas con el pie, es señal que está mintiendo.» Con los azotes, el gaucho contó la historia como debía de ser, esto es, que se había robado una yunta de bueyes.
Tiene razón el buen hombre exclamó á poco rato el bonachón madrileño. El infeliz no tendrá, tal vez, comida para mañana; y de él no ha salido la idea de hacerme reo de semejante delito.... Llámale, Silvestre, que voy á gratificarle.... No te apures, hombre de Dios; yo los conozco mejor que tú ... y no son tan suaves como aparentan.
Llegaron las dos, y como ya conocía yo a mi Braulio, no me pareció conveniente acicalarme demasiado para ir a comer; estoy seguro de que se hubiera picado; no quise, sin embargo, excusar un frac de color y un pañuelo blanco, cosa indispensable en un día de días en semejantes casas: vestíme, sobre todo, lo más despacio que me fue posible, como se reconcilia al pie del suplicio el infeliz reo, que quisiera tener cien pecados más cometidos que contar para ganar tiempo; estaba citado para las dos, y entré en la sala a las dos y media.
Mas como no era de presumir que ella por su voluntad se hubiese arrojado sobre mí de aquel modo brusco e inconveniente, pues jamás había hecho daño a ninguna muñeca, creí más probable que de alguna casa me la hubieran arrojado. Alcé la cabeza vivamente. En efecto, el reo estaba de pie en el balcón de un primer piso, suspenso, atónito, consternado. Era una niña de trece o catorce años.
El llegaba también. La noche huía, y con palidez tétrica la luz temblaba sus fulgores últimos envueltos en la agónica tristeza. Oye el reo anhelante... ¡Ya es el alba! ¡Son los soldados que a llevarle llegan! ¡Es la hora tenebrosa de la muerte...! ¡La muerte misma que fatal se acerca!
Defendiendo a cierto criminal captó a los jueces con su donaire; pero como el fiscal apelase de la benigna sentencia dictada, el reo fué condenado a muerte, y Luis Vélez a pagar una multa.
Cuando los periódicos publicaron la noticia de que, cerrada la instrucción, resultaba de las acordes confesiones de la Natzichet y de Zakunine que la Condesa d'Arda había sido asesinada por la nihilista, y que la acusación defería a la reo al juicio de los jurados, la curiosidad del público, que había crecido desmesuradamente en los últimos días, se aquietó por fin.
Un reo de más alto carácter se presenta: el general Alvarado ha sido aprehendido y Facundo lo hace traer a su presencia. Siéntese, general le dice; ¿en cuántos días podrá entregarme 6.000 pesos por su vida? En ninguno, señor; no tengo dinero. ¡Eh!, pero tiene usted amigos que no lo dejarán fusilar.
La casa de Detencion tiene un doble objeto: es penitenciaria para las mujeres, cuya reclusion puede durar hasta por largos años, según la gravedad del delito, y es lugar de simple correccion para los varones que, desde la edad de diez años, son condenados á detencion celular hasta por un año, por delitos, si son mayores de edad, ó por crímenes, si el reo es un menor.
Cumpliendo en las galeras la condena que se le impuso después del auto de fe murió Onofre Bartola, y así tuvo fin la airada vida de aquel ejecutor de la justicia, que fué á la par reo y verdugo.
Palabra del Dia
Otros Mirando