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Actualizado: 5 de julio de 2025


El presbítero doctor Colina, el cura Herrera, el padre provincial Tarrima, el padre Cernadas, guardián de San Francisco, y el padre prior de Santo Domingo, se presentan a pedirle que al menos al reo tiempo para testar y confesarse. «Ya veo contestó que Gutiérrez tiene aquí muchos partidarios. ¡A ver! ¡Un ordenanza!

¡Pero hombre!... ¡pero hombre! El joven no supo qué contestar y bajó la cabeza. Afortunadamente no fueron más allá las recriminaciones del cura. Inmediatamente comenzó a hablar de los medios de sacarle de la cárcel. Tenía su plan formado: ir a ver al juez y decirle quién era el reo y todo lo que había pasado. Y en efecto, así lo hizo.

Al tal D. Luís tocóle para su daño hacia 1591, ser juez en una causa por la cual fué condenado un reo, el cual tenía algunos parientes y amigos que con gran ahinco trabajaron por librarle de la pena, sin que pudiera conseguirlo, pues Sumeño de Porras se mostró inflexible.

¡E iba usted a hablar de la repentina resurrección de su amor a quien le amaba; a una cómplice de rebelión, para que los celos y el fanatismo se despertaran a un tiempo en ella, y la animaran contra aquella infeliz!... ¿Ahora está usted conmovido, tiembla usted, después de haber hecho dos víctimas?... ¿Y por qué ha ocultado usted todo eso? ¿No lo hacía usted, pues, por generosidad para con la reo, sino por un sentimiento en todo distinto: el miedo de que, si yo hubiera sabido con qué ímpetu se despertaba en usted esa tardía pasión, habría podido y debido sospechar de usted con mayor fundamento?

En este espacio estaba yo, que era el reo en aquella especie de juicio oral, y aún quedaba junto a la peña y casi enfrente de el hueco suficiente para otro oso descomunal que se entretenía en afilar las uñas en un canto gordo del suelo, mientras se pasaba la lengua por los hocicos y me miraba con ojos sanguinolentos balanceando la cabeza.

El delito es obra de la nihilista, si no ha sido cometido por Zakunine; ¡si la nihilista es inocente, Zakunine es el reo! ¡El apasionamiento de usted no constituye una prueba! ¡Mientras no me traiga usted una prueba más válida de sus apasionadas afirmaciones, por muy severos que queramos ser con los acusados, no podremos hacer otra cosa que absolverlos a ambos, por falta de indicios!

Poco tiempo después anuncia al Rey que la causa se ha terminado, y que se sabe quién es el reo; pero que el delito se ha cometido por un hombre, que ocupa un puesto tan elevado, que á veces, en consideración á él, las leyes quedan sin fuerza, y que acaso sería más conveniente dejar en aquel estado el negocio.

Debería usted estar contento, me parece, de haber vengado la memoria de su amiga, confundiendo a la reo y obteniendo el triunfo de la verdad y de la justicia. Ambos volvieron a mirarse en silencio. ¿Y usted no está contento?... dijo por fin Vérod.

Si Esteven intervenía, pronto a castigar una travesura o una inconveniencia, acudía la señora en defensa del reo: Déjalo, Bernardino, no me toques a los niños, no quiero que les digas nada; ¿vas a pretender, acaso, que se porten como personas mayores?

Pronto salió de ella acompañado de Tiburcio que le seguía como su sombra. Yo no podía estar allí dijo Morsamor . Aquel ambiente me sofocaba. Me consideré reo del sacrilegio más espantoso.

Palabra del Dia

gallardísimo

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